Terceto, Pablo Montoya

Cubierta de Terceto, Pablo MontoyaTerceto
Pablo Montoya
Barcelona : Literatura Random House, 2016

Terceto reúne tres obras del autor colombiano Pablo Montoya (galardonado con el XIX Premio Rómulo Gallegos por la novela Tríptico de la infamia): Viajeros, Trazos y Programa de mano. Cada una es una colección de textos breves -poemas en prosa o minificciones- que tienen como protagonista casi siempre a un personaje real, histórico, y otras a uno literario, imaginario o simplemente anónimo (viajero, pintor, músico) que desgrana en primera persona, enfrascado en un momento clave de su biografía (desde el lecho de muerte, a punto de iniciar una travesía de incierto destino, en el instante de soñar una partitura), su visión de la realidad, del sentido de la propia vida, del paso del tiempo, de la identidad. Estos personajes, de algún modo atrapados por nuestro imaginario, que no pueden dejar de vivir la vida que les ha tocado y que conocemos contada por otros, que miran a través de unos ojos y un sistema de creencias empañados por el espíritu de una época, trasladan al lector de manera inevitable a otro mundo; le desplazan, le aventuran, raptan su imaginación como sólo la buena literatura es capaz de hacer.

ROBINSON CRUSOE

El mar o la tierra. La desierta isla o el Londres populoso. Escuchar mi voz o la distinta voz de Viernes. Haberme quedado en la casa de York, con mis padres, o esta insensata aventura. Los años de soledad aquí, o un minuto, uno solo, de amor compartido allá. En este momento en que los hombres se acercan para rescatarme, tiemblo, tengo miedo y no sé nada.

De Icaro a un astronauta, de los signos de Lascaux a Fabián Rendón, de Venantius Fortunatus a Leo Brouwer, van desfilando semblanzas resueltas en un estilo poético de fraseo corto con gran impacto emocional, sencillas y a la vez hondas y evocativas. Ya lo advierte la cita de Roland Barthes en la primera página: estamos ante un pequeño universo de seres que se cuentan a sí mismos, “Tout mon petit univers en miettes.”

Mendel el de los libros. Stefan Zweig

Cubierta de Mendel el de los libros, Stefan ZweigMendel el de los libros
Stefan Zweig
Barcelona: Acantilado, 2009
Trad.: Berta Vias Mahou
Buchmendel (1929)

Esta es la trágica historia de Jakob Mendel, Mendel el de los libros, un librero de viejo, extraño y genial, que se sentó en el café Gluck durante treinta años y asombró con sus habilidades a cuantos estudiosos requirieron sus servicios.

La historia está contada en retrospectiva, surge de la memoria de un narrador que lo conoció años antes, al entrar a un café vienés un día de lluvia. Allí, inspirado por el mobiliario del local, desgrana los recuerdos que se habían escondido en algún rincón remoto de su memoria. Mendel el de los libros, aquel portento conocido por todos:

Él lo sabe todo y lo consigue todo. Él te trae el libro más singular del más olvidado de los anticuarios alemanes. Es el hombre más capaz en toda Viena y además auténtico, un ejemplar de una raza en extinción, un saurio antediluviano de los libros.

En su memoria estaban todos los libros, sus títulos, su precio, dónde conseguirlos. Podía enlazar un tema con otro y con otro y rastrear mentalmente su ubicación. El secreto, tal vez, era la fuerza de su concentración:

Aquella memoria sólo había podido ejercitarse y formarse de aquella manera diabólicamente infalible por medio del eterno secreto de cualquier perfección: la concentración.

Habría sido de provecho para las ciencias, una adquisición sin igual para esas cámaras del tesoro público que llamamos bibliotecas.

Se le tenía en gran consideración, no le interesaba el dinero, gozaba de modestos privilegios en el café, sus habilidades eran requeridas por miembros eminentes de la cultura. Pero la guerra lo estropea todo. La estupidez, el miedo, la irracionalidad de los hombres en guerra acaban por arruinar tan bella criatura. Los acontecimientos ocurren durante la Primera Guerra Mundial y Jakob (que no lee los periódicos, no sabe que su país está en guerra pues su mundo es el de los libros, el único en que pude confiar) comete el error de escribir una postal reclamando unos títulos a un anticuario de un país enemigo. A partir de ahí el desastre.

Bellísimo retrato de un personaje delicioso, no importa si real o ficticio, que Stefan Zweig hace inolvidable usando como es habitual en él sólo unas pocas páginas.

Yo, en cambio, me había olvidado de Mendel el de los libros durante años. Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.

Stefan Zweig en la Biblioteca UPM

Stefan Zweig en NST: Carta de una desconocida y Novela de ajedrez

Las ramas del azar, Constantino Molina Monteagudo

Cubierta de Las ramas del azar, Constantino Molina Monteagudo

Las ramas del azar
Constantino Molina Monteagudo
Madrid: Rialp, 2015

Si alguna vez callásemos
como callan los árboles, las nubes
y las piedras, podrían escucharse
los árboles, las nubes y las piedras.

Dejar hablar a los árboles, a las nubes, a las piedras. Para ello aprender a escuchar. Y para escuchar deshacerse de lo superfluo, del ritmo frenético, de los ruidos, de lo que brilla y no tiene mucho dentro. En Las ramas del azar, el poeta se desliga de todo esto para encontrar acomodo en un territorio en que la sencillez, las cosas esenciales dicen con apenas nada las importantes, aquello que es hondamente humano. Ese lugar y ese lenguaje es el de la naturaleza.

Por la serenidad de sus versos, entre la respiración calma con que alientan, surgen como desde siempre hojas y alas, montes y aguas, pájaros, fuego y sarmiento. Un fluir de palabras que dicen lo suyo, lo de todos, con humildad de arroyo entre piedras. Dicen la vida, lo irremplazable, lo preciso.

Poco a poco cercando el misterio de lo que está ahí de forma cotidiana y dejando que las palabras tracen caminos entre sí, no queriendo saber más que ellas, guiado por el canto del ruiseñor, Constantino Molina ha ido completando esta imprescindible colección de poemas.

Con Las ramas del azar, que ya obtuvo en 2014 el premio Adonáis, Constantino Molina (Albacete, 1985), ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Poesía Joven “Miguel Hernández” correspondiente a 2016.

Mi maravillosa librería, Petra Hartlieb

Cubierta de Mi maravillosa librería, Petra HartliebMi maravillosa librería
Petra Hartlieb
Cáceres: Periférica, 2015
Meine wundervolle Buchhandlung (2010)

Petra Hartlieb y su marido viven, junto a sus dos hijos, en Hamburgo y gozan de una envidiable estabilidad laboral (ella es crítica literaria y él trabaja como directivo de marketing en una editorial) cuando un sueño se interpone en su camino. En un viaje de vacaciones a Viena, donde Petra nació, unos conocidos les plantean la posibilidad de comprar una librería. Una librería algo apartada del centro, pero de la que tienen buenas referencias en cuanto al funcionamiento con el anterior propietario. De modo que el matrimonio se empieza a plantear la posibilidad de comprarla, lo piensan no demasiado y finalmente deciden hacerlo. Abandonan sus empleos, su vida en el norte de Alemania, su estabilidad y se lanzan a la aventura de cumplir el sueño de todo lector y amante de los libros: montar una librería propia.

Pero no será nada fácil. De hecho la novela trata sobre todas las dificultades y la inmensa cantidad de trabajo que requiere mantener un negocio así, nada que ver, en realidad, con la visión idealizada que uno puede tener sobre el asunto. Tienen que compartir el piso de unos amigos mientras terminan las obras de la vivienda que hay sobre la librería, lidiar con una niña muy pequeña y un adolescente poco dispuesto a cambiar de vida, atender distribuidores, hacer clientes, ordenar cajas y cajas de libros, contratar personal, instalar un sistema informático que no se colapse cada poco, ir a presentaciones, sobrevivir a la Navidad… y, cómo no, luchar, con tesón y toneladas de imaginación, contra el gran rival, el monstruo devorador: Amazon.

Uno acaba agotado solo de leer, pero al mismo tiempo feliz de que la librería prospere (en Viena debe de haber más compradores de libros que aquí) y hoy en día sea una de las librerías más populares de Viena (sí, es una historia real y aquí se puede visitar la web de Hartliebs Bücher).

El caminante, Jiro Taniguchi

Cubierta de El caminante, Jiro TaniguchiEl caminante : edición definitiva
Jiro Taniguchi
[Rasquera (Tarragona)] : Ponent Mon, cop. 2015

El caminante, de Jiro Taniguchi, uno de los maestros del manga, invita a meterse en los zapatos de su protagonista y a salir con él por los barrios y jardines de una pequeña ciudad japonesa, ver lo que él ve, respirar los mismos perfumes, acariciar las cosas que él toca y a disfrutar de la belleza que se desprende de ciertos momentos, sin prisa ni la cabeza llena de problemas. Librándose de cargas y equipajes para poder plantarse leve ante lo cotidiano con serenidad, sosegadamente, y poder disfrutar de ello, y poder soñar. Él camina en silencio, sólo a veces acompañado de su perro, sintiendo un enorme respeto por cuanto le rodea. Seguir los pasos del protagonista a lo largo de sus relatos, en los que aparentemente no pasa nada, conlleva un aprendizaje: el de saber vivir.

El personaje observa, escucha, interviene, busca complicidades, se deja llevar. Es como si estuviera en armonía con lo que le rodea, como si hubiera conectado con el ritmo del oleaje, con el ritmo del viento, con el transcurso de la vida. Mira con atención los pájaros, como si hubiera mucho que aprender de su sostenerse en el aire. Devuelve al mar una caracola encontrada en su jardín porque es lo natural y cada cosa ha de estar en su sitio. Trepa a un árbol para rescatar el avión de una pandilla de niños y, una vez arriba, se queda a contemplar la tarde. Hunde la mano entre la hojarasca de un cerezo cuya sombra, acaba de descubrir, está llena de significados para otra persona.

Instantes poéticos, placidez, intensidad emocional, unos dibujos felices (cuando feliz significa hermoso) que lo ocupan todo y el texto apenas tiene cabida ni es necesario. Unas historias por cuyo sendero se camina en silencio.

Viñeta de El caminante, Jiro Taniguchi

Jiro Taniguchi nace en la prefectura de Tottori, Japón, en 1947. Con el primer volumen de “Barrio lejano” obtuvo en 2003 el premio Alph´Art en el Salón de Angoulême. Otras obras suyas son “El gourmet solitario” y “El almanaque de mi padre”.

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