El río que nos lleva, de José Luis Sampedro

Las viejas se interesaron tanto que dejaron de regatear. Los chicos tuvieron que explicarse con más detalle. Pues sí, andaban ya por Los Portillos, y quizá llegarían a la noche. Las mujeres cloquearon satisfechas. Aunque ribereñas, les gustaban los gancheros. La mala fama de éstos para el labrador sólo corría entre los hombres, y en el otro sexo sólo de boca para afuera. En el fondo, el ganchero era la fuerza, la violencia, los inesperado en una vida previsible desde la cuna. Y si, de mozas, les habían inquietado con un delicioso miedo, ahora de viejas no podían esperar sino diversión y alguna barbaridad que hiciera reír y hasta quizás, enrojecer después de tantos años. Alguna pensó en secreto: "¿Vendrá aquél todavía?"

Edición recomendada:
Madrid : Cátedra, 2012.

 

Casi en los comienzos de la carrera literaria de José Luis Sampedro (1917-2013) nos encontramos con El río que nos lleva, novela sólida y rica que participa del género de aventuras injertado con el de viajes y exploración social del propio país. Se añaden una pizca de picaresca tradicional y una buena carga de reflexión existencial de resonancia unamuniana. Además, para obtener una perspectiva crítica de la realidad local Sampedro introdujo un personaje extranjero como eje, procedimiento que nos recuerda las Cartas marruecas de Cadalso y a su vez las Lettres persanes de Montesquieu. Todos estos elementos hacen al libro muy típico de los años de su aparición: la bisagra entre los 50 y los 60 del siglo XX cuando España se hallaba en la encrucijada histórica de su industrialización irreversible. Posteriormente, ya en los 80, el autor publicó una nueva versión definitiva. El argumento se sirve de su propia experiencia vital y recuerdos de Aranjuez para remontar río arriba y dejar testimonio de un mundo a punto de desaparecer. Efectivamente, el oficio de ganchero -trabajador del transporte fluvial de troncos de madera- se esfumaría al poco tiempo en esta riberas del Alto Tajo que iban a vivir una transformación rápida y radical: su modo de vida aún casi medieval se vería alterado por la construcción de grandes embalses e incluso por la irrupción de la industria nuclear en la zona. De hecho, el relato exalta y anima a conocer esta parte oriental y fragosa de Castilla, tan alejada de los clichés de la llanura cerealista y tan cercana a la gran metrópolis madrileña aunque al mismo tiempo tan poco poblada ni frecuentada.

La novela fue objeto de una versión cinematográfica en 1989: una curiosa producción que reunió -entre otros- a personajes tan variados como Alfredo Landa, Fernando Fernán Gómez, el siempre eficaz Santiago Ramos, Juanjo Artero (ex Verano Azul) e ¡incluso Lluís Llach a cargo de la banda sonora!

Si además queréis acompañar al propio autor por los mismos parajes en los que se desarrolla esta historia podéis acceder al capítulo que le dedicó la serie televisiva Esta es mi tierra. Con algo de melancolía y mucha admiración y afecto celebramos la existencia de José Luis Sampedro, su originalidad y magisterio.

Obras de José Luis Sampedro en: Bibliotecas de la UPM.

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