Olga Fimia Martínez
Nicaragua es el segundo país más pobre de Latinoamérica, tan sólo superado por Haití. Realizar prácticas profesionales en este contexto significa afrontar grandes retos, aprender a pasos agigantados, llorar, gritar de rabia y reír.
En mi caso, he gestionado un proyecto al que hemos llamado “Gestión del patrimonio en la Reserva de Recursos Genéticos de Apacunca para un turismo sostenible”. Nuestro objetivo ha sido aumentar el número de turistas que acude a la reserva (aproximadamente 30 en 2016).
Para ello hemos estudiado el patrimonio natural de la reserva y la cultura de las poblaciones que viven dentro de los territorios protegidos.
Al margen del proyecto, he realizado un voluntariado en la Reserva Natural Isla Juan Venado, donde he gestionado el programa “jugar en inglés” y he participado en el “intercambio de Derechos Infantiles” con un grupo de niños y niñas del Foro de Rivas, Madrid.
El proyecto empezó hablando. Primero desde España, donde surgió la idea de estudiar el patrimonio con un enfoque de turismo sostenible, y después, ya en Nicaragua, hablando más, especialmente con los y las comunitarias.
En la región acababan de finalizar el proyecto de explotación turística de la Unión Europea “Ruta Colonial y de los Volcanes”, éste les había dotado de unas estupendas instalaciones para explotación turística. Pero no se había desarrollado ningún plan de divulgación.
Ahí entrabamos nosotros, la estrategia consistía en, por un lado, hacer un mapa de las rutas turísticas y difundirlas; y por otro lado, estudiar el patrimonio cultural, para su posible explotación.
Se conformó un equipo de trabajo interdisciplinar, y comenzó la labor “compilación de información”. Se diseñó un plan de trabajo en el que todo el mundo parecía estar de acuerdo.
Es importante hacer un análisis DAFO, pero hay veces en las que no sabes de donde vienen las amenazas. Nosotros nos hemos enfrentado a tres principales problemas: el primero, institucional, con la administración de la UNAN, conseguir que te presten su apoyo logístico es complicadísimo, porque la Reserva de Apacunca está a dos horas en coche de León, y para hacer un estudio de campo, es imprescindible desplazarse.
Aunque la universidad en sus planes estratégicos apoya al cien por cien la investigación, la realidad no es completamente así. El segundo problema es que al entrar en un territorio alteras el statu quo, y el equilibrio de poder, en ocasiones tu mayor aliado, puede resultar no serlo, como nos ha ocurrido a nosotros en Apacunca. El tercero es la comunicación, este es un problema que se da siempre que hay gente involucrada.
A cada problema ha habido que encontrarle una solución. El primero, buscando financiación para no depender de la institución, a través de la embajada de Taiwán nos han dado un pequeño monto para desplazamiento y gastos de divulgación. El segundo, hablando claro con la comunidad y con las personas cuyo poder se está viendo afectado. El tercero a través de reuniones semanales de coordinación de todo el grupo, y reuniones más pequeñas con dos equipos para facilitar el intercambio de ideas.
Ponerte al frente de un pequeño proyecto, sin experiencia previa en el mundo de la cooperación al desarrollo, ha sido una gran oportunidad y un reto diario. Por eso quiero expresar mi agradecimiento a todas las personas que han confiado en mí estos meses, al equipo de trabajo, a mi tutora profesional Dra. Adalila Molina, y a mi tutor académico Dr. Juan Gregorio Rejas.
Nicaragua, Nicaragüita, Carlos Mejía: https://www.youtube.com/watch?v=7qeXPlpTEL8
