Convivir con el Semiárido

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Crónica de las prácticas realizadas por el alumno Eduardo Bollo Miguel

Por Eduardo Bollo Miguel

Convivencia con el Semiárido es, en definitiva, observar, escuchar y actuar con solidaridad y respeto a la naturaleza y la población.

Sucedió durante la realización del IV Seminario Internacional de Convivencia con el Semiárido en el Centro Xingó, una finca situada en el municipio de Piranhas (Alagoas, Brasil).

Doña Cícera, productora de miel de la cooperativa Coopeapis, contó su historia. Ella nació en una comunidad rural del “Sertão” alagoano, en una familia muy pobre. Después de una vida entera trabajando en la “roça” y cuidando de sus 10 hijos, uno de ellos falleció.

No tuvo dinero ni para enterrarlo. En este punto, sus ojos se llenaron de lágrimas, y los corazones de todos aquellos que estábamos escuchando se encogieron. Este es uno de los muchos casos que señalan la dificultad de vivir en un entorno como el semiárido brasileño.

Sin duda alguna, la historia de Doña Cícera no es un caso único aquí. Pero su historia no acaba aquí. Un día, fue a una reunión con técnicos agrícolas donde le hablaron de las abejas.

Ella, que no tenía dinero ni para enterrar a su hijo, decidió invertir todo lo que pudo en ellas. El primer año produjo 7 kg de miel. El segundo 840. Hoy, es su fuente principal de renta, así como la de sus 9 hijos, que también se dedican a la apicultura.

Así fue como las abejas salvaron su vida y la de su familia. Esto hubiera sido realmente difícil si no existieron instituciones como el Centro Xingó, que brindan apoyo a estas alternativas, tanto financiera como técnicamente.

Durante una visita a una de las familias que fueron beneficiarias de un proyecto-piloto donde fueron implantadas varias tecnologías sociales, conocimos al Señor Noé, la Señora Marizete, y a su hijo Fagner.

Escuchando a Doña Marizete realmente entendí lo que significa ser mujer en esta región. Las dificultades y el trabajo constante están presentes para todos los habitantes, pero si eres mujer siempre tendrás el doble. Sentados en la entrada de su casa, nos contó su día a día.

Al igual que su hijo y su marido, trabajaba desde que amanecía hasta el anochecer, pero al llegar a casa era ella la encargada de limpiarla y cocinar. Doble trabajo y mitad de reconocimiento.

Contó como gracias a las tecnologías sociales la familia había conseguido una mayor seguridad hídrica y alimentar, y como mediante el programa de donación de ovejas había conseguido aumentar el número de animales en su hacienda, consiguiendo por primera vez en su vida una renta extra.

Habían conseguido salir de la dinámica de la agricultura de subsistencia. Además, ahora era Doña Marizete quien hablaba, quién tenía visibilidad. De nuevo, de no ser por el Centro Xingó, esto no hubiera sucedido.

En este post me he limitado a hablar de casos a mi juicio exitosos. Son los casos que más me han hecho entender la importancia del papel de una institución en la región como el Centro Xingó. Del mismo modo, me han hecho entender la importancia de un concepto como el de Convivencia con el Semiárido.

Y es que si hay algo que durante los 8 meses de estancia aquí he llegado a entender es la idea de Convivencia con el Semiárido. Podría definirse rápidamente, pero creo que llegarlo a comprender lleva algo más de tiempo. Estas historias y estas fotos ayudan a hacerse una idea de la que significa este concepto.

Las tecnologías sociales, la apuesta por la apicultura y la diversificación de cultivos, la implantación de fuentes de energía renovables fácilmente apropiables son diferentes técnicas de se deducen de esta idea de convivir con el entorno.

Pero independiente de las múltiples definiciones, para mí Convivencia con el Semiárido es, en definitiva, observar, escuchar y actuar con solidaridad y respeto a la naturaleza y la población.

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