Mi futuro profesional

Cuando hablamos sobre nuestro futuro, todos somos reacios a imaginar que una máquina pueda realizar la misma tarea que nosotros. Nos gusta pensar que en cada cosa que hacemos, pensamos y preparamos ponemos un poco de nosotros y que no podemos ser reemplazados. Imagino que nuestros mayores tendrían la misma idea en la cabeza varias décadas atrás.

En un mundo en el que la artesanía, el detalle y la personalización se han convertido en exquisiteces únicamente asequibles para los más selectos bolsillos, nos planteamos qué pasará en unos años cuando esta brecha se haga aún mayor. Quizá sea demasiado optimista, y puede que peque de idealista, pero el simple hecho de que nos lo planteemos me parece alentador y un indicio de que podemos parar esta rueda.

Si bien es cierto que mis compañeros y yo nos encontramos en el lado favorable de la balanza representada en el documental, esto puede volverse en nuestra contra si nos acomodamos demasiado. Bajo mi punto de vista, el mundo se encuentra en un cambio constante. Hace un año era impensable que una pandemia atacase a nuestra sociedad, pero mirad dónde estamos hoy. Para poder combatir con este tipo de situaciones, es necesario que aprendamos a reinventarnos, a ver la oportunidad donde otros pueden ver oscuridad, ya que será la única forma de destacar.

Este pensamiento puede sonar egoísta, pero tenemos que ser conscientes que las sociedades no se modifican de la noche al día. Los resultados surgen de pequeños cambios que a la larga convertimos en situaciones cotidianas. Nosotros, como jóvenes, deberíamos normalizar estos cambios. Enseñar a los que nos siguen a razonar, debatir y cuestionar y no repetir lo que nos cuentan. De esta forma conseguiremos transformar la sociedad.

Share