Las plantas pueden absorber y degradar contaminantes con efectos carcinógenos. Luis Gómez, Catedrático de la ETSIMFMN, lidera el equipo investigador que han descrito el mecanismo que utilizan, abriendo nuevas vías para optimizar las tecnologías descontaminantes basadas en el uso de plantas. Así lo expone, de un modo divulgativo, en un artículo publicado en The Conversation.
Hay muchos tipos de contaminantes. Desde hace décadas el Programa Ambiental de las Naciones Unidas dedica una atención especial a los contaminantes orgánicos persistentes (COP), en cuyas moléculas conviven los cuatro jinetes del apocalipsis ambiental: toxicidad elevada, estabilidad química (persistencia), gran movilidad geográfica y capacidad de bioacumulación. Esta última propiedad explica los altos niveles detectados en humanos y en los grandes depredadores marinos y terrestres. Al aumentar la concentración de estos compuestos, también lo hace la probabilidad de desarrollar cáncer y otras dolencias graves. La legislación internacional es particularmente restrictiva para los bifenilos policlorados (PCB), cuya fabricación se prohibió en EEUU en 1979 y en la UE en 1987. No obstante, cada año se liberan cantidades ingentes desde sumideros naturales y sitios previamente contaminados.
La tecnología convencional para descontaminar PCB es invasiva y muy costosa, lo que ha impulsado la búsqueda de alternativas innovadoras. Destaca entre ellas la fitorremediación, una tecnología verde que se basa en la capacidad de algunas plantas (y sus microorganismos asociados) para absorber y degradar PCB y otros COP. El proceso funciona esencialmente con energía solar y su aplicación mejora las propiedades del suelo, entre otras muchas ventajas.
Algunas especies arbóreas, sobre todo los chopos (género Populus), están particularmente capacitadas para descontaminar suelos, como se analiza en una revisión reciente sobre fitorremediación con árboles. La utilidad de esta tecnología se ha validado en campo y presenta múltiples ventajas económicas y ecológicas, si bien su implantación dista del óptimo. ¿Por qué? En el caso de contaminantes orgánicos, una limitación muy importante es el escaso conocimiento de las transformaciones metabólicas que experimentan en la planta. Este conocimiento es clave para mejorar el proceso descontaminante y para seleccionar variedades con altas capacidades naturales, como los chopos.
Investigadores del grupo de Biotecnología Forestal del CBGP UPM-INIA (área de Biología Sintética y Bioingeniería, SynBIO2), de la ETSI Montes, Forestal y del Medio Natural (Departamento de Sistemas y Recursos Naturales) y de la ETSI Minas y Energía (grupo de Estudios Ambientales) han investigado el metabolismo de PCB/bifenilo en chopo, un sistema de especial interés por su capacidad descontaminante y su estatus como sistema modelo en investigación biológica. Su genoma se secuenció tras los de Arabidopsis thaliana y Oryza sativa (arroz), el primer genoma completo de una especie arbórea.