Ya que he hablado un poco de la Universidad y de dónde vivo, voy a contar ahora con un poco más de detalle dónde trabajo (o a dónde vengo a realizar lo que puede entenderse como trabajo, tampoco quiero sonar muy pretencioso).
Aunque sea repetirme un poco, mi estancia la realizo por “invitación” del profesor Emre Celebi, cuyo campo de investigación es el análisis de imágenes dermoscópicas. Digo “invitación” porque básicamente le pregunté “¿Si me lo pago todo me invitas?” y él dijo: “vale”.
Emre es el director (la silla le dicen aquí) del departamento de Computer Science and Engineering, que imparte grados y máster de informática y de ciberseguridad. Aquí ser director de departamento no es algo electivo y temporal como en España: es un puesto permanente, contratado ex profeso, que tiene un poco de docencia y se encarga de todo lo relativo al departamento, titulaciones, docencia, etc. No hay ni subdirectores ni demás cargos; tampoco existen los consejos de departamento ni reuniones colegiadas por el estilo. Si el director quiere reunirse y contarles cosas a los demás miembros del departamento puede hacerlo, pero al final se hace lo que él dice y se acabó.
El departamento es parte a su vez del College of Natural Sciences and Mathematics, que incluye otros 5 departamentos y muchas titulaciones (biología, química, física, matemáticas…). Todo eso lo dirige un “dean” que lógicamente manda más que un “chair“.
El departamento se ubica en el edificio de Mathematics, Computer Science, Technology Building (puedes buscarlo en el plano del campus de mi entrada previa) y más concretamente ocupa la tercera planta del edificio. En esa tercera planta se encuentran todos los despachos, los laboratorios de investigación, la secretaria y las aulas y laboratorios docentes de las asignaturas del departamento. Todo superapañado.
Y desde el primer día que fui a UCA ya tenia asignado un despacho para mí solito allí: el MSC317. Esto fue gracias a varios motivos: el primero es que como ya he dicho mi jefe es “el jefe”, el segundo es que sufren la plaga universal de estar faltos de personal (y por tanto sobrados de despachos) y finalmente, a que son una mezcla de superorganizados y chapuzas. Voy a intentar explicar esto último porque es lo que más me ha chocado de la forma de actuar de los americanos y que es muy distinta de la de los españoles (a pesar de lo cual se consiguen unos resultados similares).
Aquí todo esta previsto, todo tiene sus cauces que se activan automáticamente sin mover un dedo: ¿que llega un tío nuevo? Pues hay previstos protocolos para que haga cursillos de bienvenida (los tengo que hacer por cierto, estoy procrastinando, pero no me apetece nada someterme a un cursillo para dejar de ser racista y abusón), para obtener un ID de UCA (sin él no eres nadie), para obtener un correo electrónico institucional (de Google, por cierto) e integrarte en la familia de los osos (¿dije ya que la mascota es un oso morado, no?). Así que el primer día llego y tengo despacho con mi nombre en la puerta (en las fotos podéis ver que ya estoy hasta en el tablón general del edificio) con un ordenador, conexión a internet, silla reclinable, moqueta, ventana de 3 metros de altura con vistas al Campus… Hasta ahí la parte de superorganizados. La parte de chapuzas: nadie ha previsto que ese tipo pueda venir sin número de la Seguridad Social americana ni sin antecedentes laborales y financieros que comprobar. Consecuencia: no puedo rellenar los formularios online, por lo que no me dan mi cuenta e ID de UCA y no tengo llave para el despacho ni forma de acceder al ordenador. Por lo que los primeros días me tienen que abrir la puerta cada vez que entro y salgo, Emre inicia sesión con su cuenta en el PC y cuando que el ordenador se duerme y se bloquea tengo que ir a buscarle a su despacho para que lo desbloquee. Porque todos los ordenadores están controlados por el servicio de informática y comunicaciones IT de UCA y no se puede evitar que se duerman al cabo de unos minutos de inactividad.
El proceso burocrático completo fue: rellenar formularios, esperar días a que tragaran con que no me podían hacer un chequeo de mi pasado, convencerles de que tengo dos apellidos “Saenz Lechon” (sin acentos para no meter más ruido) y no dos nombres de pila y un apellido “Lechon”, conseguir la cuenta nsaenzlechon@uca.edu, visitar a los de IT para que me la activen, hacerme la tarjeta ID física (hay que ir a una oficina especial en el Student’s Center una vez que tienes cuenta) y solicitar la llave. Para la llave tardan unos días, la fabrican en la Physical plant (el servicio de mantenimiento único de todo el campus) y te dan cita para que vayas a recogerla, mostrando tu tarjeta. Allí tienes que firmar un disclosure donde te dicen que como la pierdas pagas $200 o así. Y después de todos eso, ¡tachán!
Hoy puedo decir que ya tengo acceso a todos los servicios del departamento (despacho, cuarto de fotocopias y material, cuarto de café, aulas) como si fuera un profesor de aquí. Aún no me dejan entrar en el edificio los sábados de madrugada, porque mi tarjeta UCA es de “guest“, pero tampoco es cuestión de forzar las cosas.
¿Y en España que habría pasado? Pues que ni la universidad ni el departamento (y a veces ni los del mismo pasillo) se enteran de que ha llegado uno nuevo, pero a los 15 minutos ya tiene las llaves del despacho, del baño y del jacuzzi si lo hubiera y acceso a la red interna de la universidad y a la plaza de aparcamiento del rector si hace falta (aquí para conseguir una plaza de aparcamiento tienes que presentarte físicamente en la comisaria de policía -con tu tarjeta- y pagar).
Lo dicho, dos mundos, dos sistemas, la misma cantidad de problemas.
Qué oprobio perder tan ilustre apellido de ingenieros de caminos!!!