por Máximo Gayubo Serrenes, Marina Jiménez Navarta, Isabel Mendiguchía González e Irene M. Solano Benito

“Las ventanas que veis ahí, justo ahí detrás, están puestas con la tecnología nueva (tecnología 4.0) y estas otras con la tecnología inicial (tecnología 1.0)”
¿En qué consiste Inteliglass y su tecnología asociada?
El vidrio es un material que, en cuanto a eficiencia energética, tiene un comportamiento “malo”; sin embargo, desde el punto de vista arquitectónico, su comportamiento es “maravilloso” (tienes vistas, transparencia, posibilidad de regular los niveles de iluminación, etc). Fue esto lo que llevó a los creadores de Inteliglass a plantearse cómo se podrían contrarrestar las carencias de este material.
La tecnología Inteliglass consiste en un doble acristalamiento con una solución acuosa (agua destilada con glicol) en su interior. Se trata de un captador transparente integrado en la fachada que tiene la capacidad de captar o disipar energía a través de la piel del edificio.
¿Cómo lo hace?
El modo de funcionamiento de Inteliglass dependerá de la estrategia energética que se persiga. Cuando interese captar energía hacia el interior, la circulación del “agua” se para y, en caso contrario, el agua se pone en circulación para disipar el exceso de energía.
“El recurrir a sistemas activos que favorezcan la eficiencia energética y la sostenibilidad es ahora mismo el futuro. Con la tecnología y los precios actuales, es terriblemente sencillo conseguir pieles o EDIFICIOS ACTIVOS. Incluso lograr edificios que, en vez de consumir energía, la generen”
Siendo la piel un elemento que inevitablemente interacciona entre el interior y el exterior, al utilizar un sistema activo, se da mucha versatilidad a la fachada y la piel se convierte en un gestor energético del edificio. Se trata de una tecnología que puede ser aplicada fundamentalmente en la envolvente de los edificios, además de en particiones interiores o utilizada como techos fríos. Además, el gasto de mover el agua se hace a través de energía solar.
Actualmente, se trata de un sistema modular que puede instalarse de forma sencilla, quedando “toda la complejidad encapsulada”, siendo fácil su industrialización y comercialización.
El pasado 26 de marzo, Belén Moreno y Juan Antonio Hernández, dos de los integrantes del proyecto Inteliglass, nos abrieron las puertas de su despacho para darnos a conocer su proyecto, pero, sobre todo, para transmitirnos sus inquietudes y su percepción sobre la sostenibilidad en el mundo en el que vivimos.
Nada más entrar, Juan Antonio nos sugiere la idea de cambiar las “preguntas de político” de nuestra entrevista por una mesa redonda en la que pudiésemos conversar de forma más distendida. Nosotros, sin dudarlo, aceptamos. Nos pareció una buena idea ya que nuestro principal objetivo era aprender de ellos.
Comenzamos la “entrevista” preguntándoles qué había llevado a dos profesionales de distintos campos a trabajar juntos en este proyecto.
Belén, actualmente investigadora de la ETSIAE, pero arquitecto de formación, nos cuenta cómo hace más de 10 años se encontró con unos “locos” que pretendían meter agua en un doble acristalamiento.
“Entonces, yo empecé trabajando como arquitecto en la spin-off Inteliglass, tratando de aportar soluciones constructivas a esta idea tan estrambótica, en principio. Años más tarde, me di cuenta de que la idea no era tan loca y de que existían más proyectos dentro de la universidad y a nivel europeo, lo que nos permitió conseguir financiación para desarrollar la tecnología y poder industrializarlo.”
“Uno de los retos más apasionantes era que estábamos muy cerca del mercado. No eran maquetas, sino un producto.”
Continúa Belén comentando cómo para ella no se trataba solo de un reto como arquitecto sino en cuanto a la eficiencia energética y sostenibilidad que pudiera aportar a la edificación, la cual supone “un tercio del consumo mundial de energía y ahí los ingenieros y arquitectos tenemos mucha responsabilidad”.
Juan Antonio, ingeniero aeronáutico por la UPM, tras terminar la carrera comienza su tesis en el Departamento de Mecánica de Fluidos. Con el afán de “conseguir un dinerillo extra” y, animado por uno de sus profesores, empieza unas prácticas en el Departamento de Física en el CEU de Arquitectura. Gracias a ello, nos comenta Juan Antonio, que descubre “un mundo, a priori, muy lejano para un ingeniero aeronáutico como es la arquitectura” y es allí donde conoce a Belén. Más adelante, Juan Antonio comienza a trabajar en el sector privado, pero, llegado un momento, tiene que decidir y opta por seguir trabajando para ambas universidades.
Una vez dedicado por completo a la Universidad, comienza a trabajar en diferentes proyectos, “locuras varias”, entre las que se encontraba la idea que más tarde se convertiría en INTELIGLASS. Fue entonces, con la creación de esta spin-off, cuando Belén comienza a trabajar con Juan Antonio y sus compañeros. Años más tarde, la empresa atravesaría una mala época que terminaría con la empresa en concurso de acreedores.
“La empresa acabó, pero la tecnología no. Le propusimos a la UPM que la tecnología fuera abierta, que quedara libre para todo aquel que quisiera desarrollarla, y con ese espíritu renacemos en 2010.”
Desde el año 2010, Belén y Juan Antonio han seguido trabajando de manera activa, primero en proyectos nacionales y estos últimos 3 años y medio en un proyecto europeo importante, lo que les ha permitido consolidar, aún más, la tecnología.
“El material constructivo por excelencia del siglo XXI en edificios de altura o en terminales aeroportuarias, incluso en vivienda, es el vidrio.”
Hablando del mundo aeroportuario, Belén y J. Antonio nos comentan las posibilidades de aplicación de su tecnología a una torre de control para evitar el problema de las reflexiones múltiples: “Con el simple hecho de que haya agua entre los cristales se evita el efecto “doble imagen” en las torres de control”. De igual forma, nos transmiten sus impresiones en cuanto a la dificultad de su aplicación debido a la reticencia del mercado de la construcción a los cambios.
Una vez que ya conocemos su historia, en lo que trabajan en la actualidad y el estado de los proyectos relacionados con Inteliglass, comenzamos a hablar sobre su percepción de la sostenibilidad en el mundo en el que vivimos. A continuación, destacamos algunas de sus opiniones más relevantes:
- “El discurso de la sostenibilidad es un discurso que no está bien aprendido”
- “Lo que hay que hacerse son preguntas, empezar a formar de verdad en sostenibilidad, no con un discurso vacío”
- “Hay que decir a la gente qué se puede hacer de verdad desde el punto de vista de acciones, ayudar a que no se quede en un simple postureo”
- “Ahora ya es competitiva cualquier energía renovable”
- “El tema de la sostenibilidad y la eficiencia energética tiene que venir desde abajo, desde la educación más temprana. Nadie (los estudiantes) sabe cuánto cuestan las cosas en términos energéticos”
- “Nunca es tarde para ser conscientes de lo que pasa y para iniciar planes de actuación”
- “Hace 30 años, la gente no era consciente, ahora la gente es consciente pero no saben qué hacer”
Como recomendación a los alumnos como nosotros interesados en la sostenibilidad, destacamos las siguientes directrices y consejos que nos dan Belén y Juan Antonio:
“Como técnicos que sois, dotad al discurso de la sostenibilidad de una componente técnica para que no se quede en un blablablá.“
“No puede ser que cubrir las necesidades presentes sea un coste para las necesidades futuras.”
“La sostenibilidad es una carrera de relevos.”
“En realidad, el sector energético y medioambiental es el más impactante porque influye sobre la economía e influye sobre la sociedad, por lo que es evidente que merece la pena seguir trabajando en ello.”
Hablando sobre el poder que tienen las energéticas, Juan Antonio afirma convencido: “Ahora, si hay otro poder más bestia, y eso lo tengo clarísimo, que el de las energéticas, son las redes sociales y es internet. Una red social tiene mucho más poder que una energética”
La entrevista comienza a llegar a su fin, pero antes les preguntamos acerca de si consideran que existe un ambiente en la Universidad (en las aulas, entre sus compañeros..) de conciencia energética y medioambiental, a lo que nos responde J. Antonio tajante:
“Yo, siendo totalmente honesto, no. En esta escuela, no. Posiblemente en arquitectura sí”
–interviene Belén-
“Yo concretamente en arquitectura sí que puedo decir que ha habido un cambio de 180 grados en la asignatura de construcción. […] Lo que echo en falta es dar mayor visibilidad a los proyectos que se realizan en la UPM para establecer sinergias”
-añade Juan Anonio-
“Estamos en una sociedad que tiene la sensibilidad de la sostenibilidad, pero no sabe qué hacer […] La solución está ahí, pero nos falta formación”
Juan Antonio destaca algo interesante: “El mercado tiene que estar preparado. Puede ser que la tecnología esté preparada, pero si el mercado no está preparado… el mercado es quién decide. No son los estados, ni las manos negras… Son las personas”
Para terminar, hablando un poco más de su tecnología y de dónde puede instalarse, Belén es clara: “En cuanto a dónde instalamos Inteliglass, vamos, donde nos dejen, hay que instalarlo si o sí. Hemos hecho un muro cortina en Cuenca cuando no sabíamos qué era un muro cortina y ahora vamos a construir un pabellón en Bulgaria, son un poco casi locuras, pero es la manera de poner en práctica y aprender… Así que ¿dónde se instala? Donde nos dejen”
Tras conversar unos minutos más, concluimos nuestra entrevista.
Queremos darle las gracias a Juan Antonio y Belén por un rato tan agradable e instructivo y, sobre todo, por trabajar para construir un mundo mejor porque, al fin y al cabo, como ellos dicen, “LA ENERGÍA MUEVE EL MUNDO”.