Archivo por meses: julio 2015

Usando teléfonos móviles para la gestión de micro-redes

La empresa keniata SteamaCo, premiada recientemente con el premio Ashden, aprovecha el poder de los teléfonos móviles para llevar electricidad a comunidades aisladas. Su tecnología permite que los dueños de las micro-redes, normalmente emprendedores rurales, monitoricen su rendimiento a través de su teléfono móvil, además de controlar los pagos de sus clientes.

 

El sistema consiste en lo siguiente: los operadores instalan el hardware de SteamaCo en sus generadores y monitorizan los aspectos técnicos y financieros a través de la nube. Pueden gracias al sistema, por ejemplo, solucionar problemas tales como caídas de voltaje en las baterías antes de que se vuelvan más serios y resulte en una caída del sistema, redirigir la energía que no se esté usando hacia otros fines (como por ejemplo, algún sistema de bombeo de agua), o vigilar que los clientes no consuman más energía que la que tienen contratada.

 

Estos clientes también se benefician del sistema gracias a la flexibilidad de pago que ofrece, y pueden consultar su saldo y pagar a través del teléfono móvil. El sistema puede ser usado incluso para compartir una conexión a la red nacional: el coste de una conexión a la red en Kenia cuesta alrededor de 600 euros, pero gracias a la tecnología de SteamaCo una comunidad puede gestionar fácilmente el pago y administración de esa conexión.

 

SteamaCo da servicio actualmente a 30 micro-redes en países como Kenia, Tanzania, Benin y Nepal, siendo algunas de estas redes propiedad de grandes empresas como E.ON o PowerGen.

Fuente: The Guardian
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Dos iniciativas de éxito en el acceso a energía

Xavier Helgesen, emprendedor solar off-grid, defiende que es posible dar acceso a la electricidad a quien no lo tiene mediante la combinación de energía solar, baterías de litio, iluminación LED y modelos de negocio basados en el prepago. Sin embargo, ve necesario para ello la creación de un “banco solar mundial” que dé respaldo económico a las inversiones de alto riesgo que hacen las empresas basadas en este tipo de sistemas. Para apoyarse, describe dos iniciativas de éxito:

 

La primera de ellas es EnDev, lanzada en 2014 por la Organización Danesa para el Desarrollo (SNV). Esta iniciativa consiste en dar un incentivo de hasta 50 euros por cada panel vendido o alquilado por compañías solares en una de las regiones más pobladas y con peor servicio de Tanzania. Esta forma de financiación pone todo el riesgo en las compañías, pero les da un incentivo suficiente para expandirse e invertir. Además, asegura que el dinero público invertido sólo revierte en resultados reales.

 

Gracias a esta iniciativa, en cuestión de meses diversas compañías se encontraron compitiendo por un mercado antes desatendido. Abrieron nuevas oficinas, crearon más de 100 puestos de trabajo y beneficiaron a 14.000 personas.
La segunda iniciativa es una alianza público-privada llevada a cabo por el gobierno de Bangladesh con apoyo del Banco Mundial, conocida como la Infrastructure Development Company Limited (IDCOL). El programa proporciona deuda subsidiada a las empresas que venden los sistemas, lo que les permite ofrecer financiación a sus clientes.

 

El programa empezó hace diez años, cuando los productos solares eran mucho más caros. Sin embargo, esa circunstancia no les impidió alcanzar el millón de domicilios dos años antes de lo previsto. Como resultado,el gobierno de Bangladesh ha anunciado su objetivo de alcanzar el acceso universal a la energía para 2021.

 

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Dos recomendaciones clave en cuanto a regulación para fomentar el acceso a la electricidad

El World Resources Institutes (WRI) ha lanzado recientemente una publicación (Clean Energy Access in Developing Countries: Perspectives on Policy and Regulation) en la que entrevista a emprendedores de Kenia, India, Bangladesh e Indonesia y les pregunta qué cambios en la política y regulación energética ayudarían a expandir el acceso a la electricidad en sus países mediante generación distribuida.

 

Mientras dichas políticas y regulaciones difieren mucho entre países, los emprendedores llegaron a temas comunes que llevaron a dos recomendaciones clave sobre cómo los gobiernos podrían escalar (y fomentar inversiones) en este tipo de generación eléctrica:

 

1. Invertir en plataformas que faciliten a distintos grupos de interés participar en el diseño de la política energética. Dichas plataformas no serían solo un espacio de intercambio de ideas, sino que permitirían a empresas, usuarios y otros grupos de interés elevar su voz y recalcar aspectos que no suelen ser tenidos en cuenta por los gobiernos. Un ejemplo de este tipo de redes sería la india Clean Energy Access Network.

 

2. Apoyar cambios en política y regulación financiera, así como dotar de conocimiento a las entidades locales, para desbloquear la financiación comercial doméstica. Estos emprendedores se enfrentan a barreras de financiación local muy grandes. Por ejemplo: un prestamista local podría no saber muy bien como estimar los riesgos y posibles beneficios de un préstamo destinado a un emprendedor de energía distribuida, o un posible cliente que actualmente no dispone de electricidad, resultando esta situación en condiciones desfavorables para estos.

 

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Por qué invertir en energía solar en África

CrossBoundary Energy, un fondo de inversión recientemente creado dedicado a agregar financiación para apoyar proyectos fotovoltaicos off-grid que suministren negocios e industrias, explica las razones de su creación en Quartz.com. Estas razones son un buen resumen del interés en invertir en energía solar off-grid en África.

 

El por qué invertir en África es bastante evidente: está creciendo económicamente, a un ritmo de un 5% de su PIB anual (el doble que los países de la OECD). Sin embargo, este crecimiento debe ser respaldado por una energía de la que carece. Dicha carencia afecta muy negativamente a su sector productivo: comercios e industrias sufren de media unos 8 apagones, cada uno de unas 5 horas de duración. Estos apagones pueden suponer pérdidas de más del 7% de las venas anuales, y fuerzan a los afectados a depender de generadores diésel (caros y de alto impacto medioambiental) para complementar su suministro eléctrico.

 

Pero este déficit no tiene por qué ser resuelto replicando el modelo de red de los países desarrollados (de la misma manera que África no ha necesitado vastas redes de cobre para desarrollar sus comunicaciones, valiéndose de redes de teléfonos móviles). Y de entre todas las tecnologías distribuidas disponibles, la más adecuada parece ser la fotovoltaica debido a la decreciente evolución de sus precios (de hecho, la tecnología solar siguen una ley similar a la ley de Moore de circuitos: la ley de Swanson).

 

Se estima que para finales de este año la tecnología fotovoltaica distribuida sea igual de barata que la de la red principal en más de la mitad de países africanos (más del 85% para 2020). Además, estas redes distribuidas están trayendo consigo innovadores modelos de negocio y están dando protagonismo a pequeños actores en un campo que históricamente ha sido un monopolio natural de los gobiernos.

 

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