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EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS

                                                                                      José Antonio Mancebo, Madrid marzo de 2016

Entre finales de enero y mediados de febrero de 1939, 450.000 personas cruzaron la frontera franco-española huyendo de las tropas de Franco y se instalan en Francia. Se inicia así un fenómeno que se va a repetir cada vez con más frecuencia, el de los campos de refugiados. Poco después, durante la IIGM y al final de la misma, ingentes masas de seres humanos se desplazaron, la mayoría en Europa, en busca de un mínimo futuro, escapando a menudo de donde eran perseguidos.

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Ilustración 1: El exilio español en 1939

 

No habíamos olvidado aquel drama descomunal cuando en el laberinto de los Balcanes se reactivó la marcha de refugiados, que ensangrentó los campos de Srebrenica, Sarajevo, Kosovo, etc. Algo parecido a lo ocurrido en el conflicto de los Grandes Lagos africanos, especialmente en Burundi, Ruanda y República Democrática del Congo. Sin embargo en estos casos los medios ofrecían reportajes diarios de lo que acontecía. Y este hecho añade un factor de concienciación nuevo.

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Ilustración 2: Exiliados de Kosovo

 

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Ilustración 3: Refugiados Africanos

 

Paralelamente a ello surgen por todas partes los campos de refugiados, en Tanzania, Kenia, Somalia, etc. y los desplazados que se adhieren a enormes barrios de las ciudades, en Lima, San Salvador, Bogotá, Luanda, Kinshasa,…

Hace 5 largos años que, en Siria, asistimos a un escenario de destrucción solo comparable al de la última Guerra Mundial. Se ataca a la población civil con armas pesadas por tierra, mar y aire, y, en general, no se le permite salir de ese infierno. A la vez que se condena a la población confinada al aislamiento, al hambre, sin asistencia médica, ni escolarización, ni cualquier servicio básico.

De qué categoría humana son los que dirigen este espantoso conflicto. Y, de qué categoría humana son quienes les cierran los caminos para huir. Primero les vendieron las armas, y seguramente se las siguen vendiendo, porque no se explica tal cantidad de munición lanzada, y después evitan que las víctimas de la infame guerra toquen a las puertas de atrás y entren con lo puesto en su parcela.

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Ilustración 4: Refugiados en Europa

 

 

 

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Ilustración 5: Refugiados en Berlin

 

Hay una fatal evidencia en la marcha de estos refugiados, la inexistencia de un firme y decidido apoyo humanitario de las autoridades en Europa. Por el contrario, les cierran el paso, les ponen zancadillas y planifican su deportación, como en tiempos todavía cercanos.

Tal vez por todo esto, buena parte de la población europea se desconecta de sus dirigentes y ofrece su ayuda sin preguntar la procedencia. Porque qué le vamos a cuestionar a los miles de niños envueltos en plásticos y pisando barro que llenan los caminos de Grecia, Macedonia, Croacia, Hungría, Austria, etc, sin olvidar el arriesgado paso marítimo desde Turquía.

En los poblados más pobres de África la hospitalidad es una regla de oro que ennoblece a quienes la ejercen. Las sociedades más pudientes en occidente no pueden cerrar los ojos o mirar hacia otro lado ante el drama humano actual. Los refugiados son en primer lugar personas, necesitan ayuda, están desesperados, y van a seguir viniendo. Y nosotros tenemos que ayudarles.

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Ilustración 6: Refugiados Sirios en Europa

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