Solo en Berlín. Hans Fallada

Solo en Berlin. Hans Fallada Solo en Berlín

Hans Fallada

Trad. Rosa Pilar Blanco

Maeva

– Todos tiene miedo- decidió, despectivo, el de la camisa parda. ¿Por qué, en realidad? Si para ellos es la mar de sencillo, les basta con hacer lo que les decimos.

– Eso es porque la gente no puede dejar de pensar. Siempre creen que pensando avanzan.

– Pues solo tienen que obedecer. De pensar ya se encarga el Führer

El miedo lo invade todo, la desconfianza en todos y en todo está siempre presente. Una palabra equivocada, un gesto inadecuado puede llevarte a la cárcel o quizás a la muerte. Es el Berlín de principios de la guerra.  ¿Quién puede luchar contra esa maquinaria totalitaria?, todos son cómplices de una manera u otra. Colaborando activamente o mirando para otro lado, callando. Anna y Otto, hasta hace poco unos ciudadanos ejemplares en esa Alemania nazi, gente corriente sin grandes pretensiones deciden resistir, luchar. ¿Cómo?

La primera frase de nuestra primera postal dirá: ”Madre: El Führer ha matado a mi hijo…” Anna volvió a estremecerse. Había algo tan infausto, tan tétrico, tan decidido en esas palabras que Otto acababa de pronunciar…En ese instante comprendió que con esa primera frase él había declarado una guerra eterna y comprendió también de manera confusa lo que eso significaba: guerra entre ellos dos, unos pobres, pequeños, insignificantes trabajadores que con una palabra podían ser borrador para siempre, y al otro lado el Führer, el Partido con su enorme aparato de poder y su esplendor y tres cuartas, incluso cuatro quintas partes del pueblo alemán detrás.

Y ante ellos la maquinaria del Estado con todo su poder, sin piedad, friamente. Es la Gestapo, es el comisario Escherich.

Escherich cazaba…ese viejo criminalista era un verdadero cazador. Lo llevaba en la sangre. Cazaba personas igual que otros cazan jabalíes. Que los jabalíes y las personas tuvieran que morir al finalizar la cacería no lo conmovía. El jabalí estaba destinado a morir de ese modo, igual que las personas que escribían esas postales.

Matadero cinco. Kurt Vonnegut

Barcelona : Blackie Books, [2021]
Título original: Slaughterhouse-Five (1969)

Traductor: Miguel Temprano García
Disponible en Biblioteca UPM
Kurt Vonnegut en la Biblioteca UPM

Poco queda por decir ante una masacre. Esto lo deja claro Kurt Vonnegut en las primeras páginas de la novela. También deja claro que esta historia no debe ser llevada al cine por actores como John Wayne que harían que la guerra pareciese atractiva. No, esta es la historia de una masacre que Kurt Vonnegut presenció, la de Dresde en la Segunda Guerra Mundial, sobre la que no hay palabras que valgan, protagonizada por muchachos tiernos y frágiles a los que arrebataron la vida. Y aunque en ella hay humor y saltos temporales y extraterrestres, no hay consuelo. Hoy recomendamos Matadero cinco, una de las más grandes novelas antibelicistas de siempre.

 

El libro es tan corto, confuso y discordante, Sam, porque de una masacre no se puede decir nada inteligente. Se supone que todos están muertos y que ya no van a decir ni a querer nada. Se supone que todo está muy silencioso después de una masacre, y siempre es así, excepto por los pájaros.

Y ¿qué dicen los pájaros? Lo único que puede decirse de una masacre, cosas como “¿Pío, pío, pío?”.

Kurt Vonnegut Jr. (Indianápolis, Indiana, 11 de noviembre de 1922-Nueva York, 11 de abril de 2007) fue un escritor estadounidense, cuyas obras, generalmente adscritas al género de la ciencia ficción, participan también de la sátira y la comedia negra.​ Es autor de catorce novelas, entre las que destacan Las sirenas de Titán (1959), Matadero cinco (1969) y El desayuno de los campeones (1973). Como ciudadano, toda su vida fue seguidor de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles.​ Era conocido por sus ideas humanistas y fue presidente honorario de la Asociación Humanista Estadounidense.

Los surcos del azar. Paco Roca

Paco Roca: Los surcos del azar.
Ed. ampliada. Bilbao: Astiberri, 2019.

– Hay una película que me gusta mucho, “Los violentos de Kelly”. Pensaba hacer algo así, pero con los republicanos españoles. ¿Conoce la película?

– No soporto las películas americanas de guerra. Parece que ellos solos la ganaran. ¡Eso es mentira! (p. 118)

Es muy probable que mi primer contacto visual y mental con La Nueve se remonte a algunos fotogramas de ¿Arde París? (René Clément, 1966), una adaptación cinematográfica de la novela homónima de Larry Collins y Dominique Lapierre, que debió estrenarse en España a finales del franquismo o como muy tarde principios de la Transición, y en cualquier caso cuando la oleada de cine bélico aliadófilo era ya imparable frente a la menguante retórica falangista sobre la Segunda Guerra Mundial. Siquiera unas pocas imágenes de blindados con nombres españoles enseñoreándose de los grandes escenarios urbanos de París y a la zaga de unas fuerzas nazis puestas en fuga, no pueden dejar indiferente a nadie con un mínimo sentido de la Historia. Aquello no podía ser un acontecimiento cualquiera de modo que ¿cómo no estaba más presente en el imaginario público español de mediados de siglo?

Buena pregunta para seguir alimentando el eterno debate sobre qué prevalece como causa de la Historia: si los condicionamientos previos o el peso de la suerte. Entra en escena don Antonio Machado, causante parcial de un cómic del siglo XXI, con sus Proverbios y Cantares (Campos de Castilla, 1912):

¿Para qué llamar caminos

a los surcos del azar?…

todo el que camina anda,

como Jesús, sobre el mar.

Los surcos de 2013 –fecha de su primera edición- arrancan con un personaje aún joven en búsqueda de una realidad velada –públicamente ninguneada-, pero atesorada por un anciano. Un esquema habitual para la Historia oral contemporánea, y que no es nuevo en ficción: recordemos Soldados de Salamina, de Javier Cercas llevada al cine por David Trueba y tan emparentada con Los surcos. No importa, cada uno aporta lo suyo para un asunto inagotable al que la evolución social, cultural y política española de los últimos ochenta años no ha dejado muchas otras vías de abordaje -investigación académica aparte- que la memoria de individuos anónimos y dispersos.

Sin embargo, no se encontrará en Los surcos una épica facilona y complaciente. Uno de sus grandes logros es mostrar a todas luces la complejidad política interna del conflicto mundial -muy evidente en el caso francés- más allá de los clichés sobre potencias de ideología homogénea, popularizados por la propaganda y buena parte del cine postbélico. A pequeña escala, los personajes se ven zarandeados por las circunstancias, separaciones, casualidades, convivencias sobrevenidas y desgarros interiores, en un contexto de violencia descomunal. De hecho los alineamientos iniciales de los protagonistas, fraguados en la pasada contienda española y cada uno con sus peculiaridades, van matizándose a medida que avanza su experiencia en el nuevo conflicto y bajo el peso aplastante de la incertidumbre sobre su futuro.

El libro desborda intensidad, con un guion depurado, muy buena documentación y escenografía seductora viñeta a viñeta. En su desarrollo se cruzan tres elementos frecuentes en la trayectoria de Paco Roca: la vejez; el interés por la Historia contemporánea y su incidencia efectiva en la vida de la gente corriente; y su propia presencia como personaje un tanto antiheroico. Una sutil pero terminante dimensión ética recorre el relato: conciencia, reflexión y expiación personal y colectiva, de y por los personajes de aquel entonces y quienes contemplamos desde nuestro presente unos hechos tan terribles como trascendentes. 

La vida de las hormigas (La vie des fourmis)

caratula del libroLa vida de las hormigas
Maurice Maeterlinck
Barcelona: Editorial Ariel, 2018
Título original: La vie des fourmis, 1930

Maurice Maeterlinck (1862-1949) premio Nobel de literatura (1911), delicioso y delicadísimo escritor (abogado que no ejerció). Vemos por sus fechas de nacimiento y muerte que nació en el antiguo régimen y murió en una Europa desangrada y dividida.

Vuelvo recurrentemente a un tipo de escritura sin conocimiento de la filiación, por simple placer en el (h)ojeo de libros, y descubro asombrada que soy consistente en mis gustos y preferencias y que soy una persona antigua aunque no necesariamente muy vieja.

La vida de las hormigas es un tratado de biología, un ensayo sobre la condición humana y una metáfora del mundo en el podríamos vivir y no vivimos. Me gusta especialmente (I am specially fond of, or so to speak) la naturalidad, la delicadeza al exponer conceptos complejos desde el punto de vista de una moral natural (de la ética social). Algunos dirán que su testimonio mal entendido podría dar a la eugenesia (imposible), otros especularán con la dificultad de la abstracción, pero la inmensa mayoría apreciará la calidad poética y serena de un texto de un mundo (de un universo) que terminó brutalmente.

caratula original francésNo considero que se deba indicar nada más, Paul Valéry tampoco requiere exégetas sólo almas cándidas y sensibles que deseen disfrutar de una tarde de felicidad.

Quién es y con quién compartió su vida Maurice Maeterlinck, pienso que él se sentiría congratulado de que lo presentaran como el compañero vital de Georgette Leblanc (1869-1941) que al decir de sus biógrafos interpretó magistralmente sus obras de teatro.

La vida de las hormigas, se ha re-editado en España en marzo de 2018 (edición anterior de 1983, un año antes de que yo entrara en la universidad) por la editorial Ariel; libro precioso (con una letra fantástica) y un aspecto profundamente sugerente.

May I suggest for those interested in the matter :), el programa que figura en youtube (en versión original, francés): emisión difundida por France Culture el 1 de julio de 1999, o esta programación de RTVE que ofrece la obra de teatro Un Escritor en Busca de Empleo.

cita

Maurice Maeterlinck en la Biblioteca UPM.

Cuando yunque, yunque. Cuando martillo, martillo. Augusto Assía.

Cuando yunque, yunque. Cuando martillo, martillo.
Augusto Assía
Editorial: Libros del Asteroide

 

Durante la Segunda Guerra Mundial, Felipe Fernández Armesto, con el seudónimo de Augusto Assía fue el único corresponsal español en Londres.

Una vez terminada la guerra recogió algunas de esas crónicas en dos libros. El primer volumen, que apareció en 1946 e incluía textos publicados durante la primera parte de la guerra, la denominada «guerra defensiva», llevaba por título Cuando yunque, yunque.

El segundo volumen, Cuando martillo, martillo, recoge las crónicas publicadas a partir de julio de 1943, durante la segunda fase de la guerra, la «guerra ofensiva».

Las crónicas escogidas no incluían solo artículos de corte bélico, porque en palabras de su autor:

El criterio seguido en la selección es el de alternar los temas de la guerra con los civiles, la resistencia con la lucha, la vida y la muerte.

 

Así, las crónicas lo mismo nos dan noticia de cómo funciona la corona británica que de la retirada de los soldados ingleses de Dunquerque o del sistema escolar vigente en el Reino Unido.

El libro es, por tanto, no solo una crónica de la Guerra vista por un español, sino también un auténtico retrato moral del único país de Europa occidental que no se dejó doblegar por Hitler.

Su estilo periodístico es descriptivo, claro e informativo. Más allá de su firme convicción en la victoria de las democracias, sus artículos muestran la resistencia de los ingleses bajo las bombas, el carácter indómito de los británicos y su admiración por Winston Churchill.

 

Vicente Moreno

 

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