Porco Rosso, de Hayao Miyazaki / 宮崎駿 の『紅の豚』

– Se ha ido sin tomar tierra. ¡Una vez más no he podido cumplir mi promesa!

* ¡No puedo creerlo! ¡Hiciste la promesa por él!

– ¿Qué tiene de extraño? La vida aquí …es un poco más compleja que en tu país. Hay muchos tipos de amor. ¡Lo siento! Tendrás que ir a Hollywood solo.

Edición en castellano (cómic):
Barcelona : Glénat, 1994-1995.

 

Cuando allá por los años 70 del siglo XX apareció la serie Heidi en los televisores españoles a los espectadores les chocaba muchísimo contemplar una creación japonesa sobre temas y motivos europeos. E incluso cuando el hábito hizo que nos acostumbráramos a la nueva cara de la niña alpina, nadie hubiera pensado que alguno de sus creadores -Miyazaki estaba ya entre ellos- llegaría aún más lejos al cabo de unos años.

Efectivamente Porco Rosso profundiza en la vocación eurófila de Hayao Miyazaki, que ha ambientado está fábula en el período en entreguerras de los años 20-30 y la ha ubicado en esa crucial bisagra geográfica del centro-sur del continente: el mar Adriático. La historia incorpora también elementos de fantasía onírica y arqueología industrial habituales en las obras de su creador. Desde el punto de vista argumental combina humor, romanticismo y acción. Y como también es típico de su cine, encontramos un puñado de metáforas y símbolos sobre la condición humana y el sentido de la vida que -si bien visten ropaje europeo- proceden de la tradición espiritual y el pensamiento japoneses.

Lo más corriente es ver la película que data de 1992, justamente un momento en el que la región adriática se sumió en un período de desgracias y estancamiento a causa de los terribles conflictos balcánicos. Pero además disponemos de la edición en cómic anime publicada en su día por Ediciones Glénat España. Esta lectura es muy recomendable para volver sobre secuencias favoritas, detenerse en el depurado detallismo de la producción y disfrutar a ritmo lento de esta historia de héroes anónimos, perdedores de vanidad y ganadores de vida. Quién sabe si podría despertar alguna vocación aeronaval… Y en cualquier caso siempre nos quedará otra buena ocasión para volver a escuchar Le Temps des Cerises:

– Se ha acabado la libertad en el Adriático y el tiempo de la bohemia.

* ¿Eso es de Lord Byron?

– No, es mío. ¡Hasta otra! ¡Adiós!

Hayao Miyazaki en: Biblioteca de la UPM.