Bélgica / Chantal Maillard

Chantal Maillard: Bélgica.

Valencia : Pre-Textos, 2011.

 De vuelta en Bruselas, aquella tarde, ya anochecida, entramos en una librería de segunda mano. Amontonó libros en una maleta vieja hasta que estuvo llena y me la dio. Aquí tienes, dijo, todo lo que has de saber para empezar. Era una muy completa selección de clásicos franceses. Villon, Baudelaire, Apollinaire y Breton, Voltaire, Corneille, Hugo, Chateaubriand y muchos otros hicieron de aquella maleta el arca del tesoro en la que, más tarde, en Málaga, me sumergiría con delicia. (p. 43)

¿Es posible llamar a este retorno una experiencia iniciática? En realidad, ¿se puede iniciar algo que siempre está ahí? Una filósofa y poeta de Málaga vuelve a sus orígenes biográficos: ¿resultará la cercana y cómoda Bélgica más inasible que la India de sus ejercicios vitales e intelectuales?
Los resultados se plasmarán en Bélgica, una entrega singular -pas comme les autres- de su ciclo de diarios. Un libro inter y/o transcultural de una autora cuya personalidad ya de por sí lo propicia. Su génesis, estructura y desarrollo están impregnados de una concepción cíclica del tiempo y de un cultivo del flujo de conciencia. Un prosa poética que cala hondo, aforismo de calidad y en abundancia: atención, fans de Juan de Mairena. En esta atmósfera intimista cabría atisbar un cierto conservadurismo pasivo tan común de las espiritualidades del Asia profunda, y por naturaleza emplazado ante una potencial crítica individualista; pero también emerge el empeño activo de la conciencia contra la nada -o la aproximación consciente a ésta-, una actitud típicamente titánica, clásica griega.
En cuanto a la mencionada clasificación como entrega dentro de una serie de diarios, queda claro que Bélgica ofrece más facetas y experimenta entre géneros: autobiografía retrospectiva, ensayo, libro de viajes e incluso apuntes de crítica y teoría literarias. Y todo muy bien ensamblado, amable en el sentido literal de digno de ser amado. Y que se disfrutará aún más in situ, de hecho sugiero un paseo con el libro a mano por Bruselas y en particular por Ixelles, el distrito en la trastienda de los grandes edificios diplomáticos de la capital europea. Intelectual, popular, con pinceladas congoleñas, creatividad modernista, elegancia contenida y ecos de utopías universalistas: la casa de Paul Otlet, padre de la ciencia documental moderna, anda por allí.   
En el aspecto editorial Pre-Textos vuelve a ofrecer un volumen pulcro y desahogado, de manejo muy agradable.
Podéis visitar en la red a: http://chantalmaillard.com/

¿Intuición, decís? Mirad mejor: lo que llamáis intuición no es otra cosa que el resultado de una inducción que vuestra mente realiza a espaldas vuestras. (p. 210)

Chantal Maillard en: Biblioteca UPM.

Kioto, Yasunari Kawabata

Kioto, Yasunari Kawabata
Barcelona: Austral, 2014
Traducción: Mirta Rosenberg
Título original: Koto (1962)

 

Kioto es una novela de 1962, publicada en España por Austral en 2014 con una tercera impresión en 2017. Nos retrotrae a un Japón de postguerra en los años 50 del siglo pasado, concretamente a Kioto su milenaria capital hasta 1868. El ambiente netamente oriental es todavía completamente ajeno a la cultura occidental. Apenas podemos situar cronológicamente la trama por una escueta referencia a las tropas americanas afincadas en el jardín botánico, vedado en esa época a los lugareños. Acaso también por la referencia al empleo de las pinturas de Paul Klee (1879-1940) como inspiración para el diseño de bordados para Obi (cinturón largo y muy ancho que se emplea para sujetar los kimonos).ejemplo de obi bordadocarátula del libro

La historia nos relata la vida de una pequeña familia de artesanos tradicionales y comerciantes de telas, con la búsqueda de la belleza y la armonía como elemento central, y el lento decaer de oficios ancestrales y tradiciones de trasfondo. Nos introduce en un pequeño secreto a voces de la familia: una niña abandonada, una adopción, la búsqueda de los antepasados desde el amor y el cariño a los padres adoptivos.

El hilo conductor ya se ha mencionado pero en realidad es sólo un marco en el que transcurre la vida cotidiana de unos personajes intemporales, con sus antiguas relaciones paterno-filiales y jerárquicas; las Casas de Té pobladas de maikos y geishas; los primeros pasos de un cortejo.ceremonia de entrega del premio nobel

Yasunari Kawabata (1899-1972) fue el primer japonés al que se concedió el premio Nobel de literatura; en las fotografías del acontecimiento (1968) percibimos la gran distancia cultural entre oriente y occidente en esa época. El maestro Yasunari Kawabata fue mentor de grandes escritores japoneses como Yukio Mishima (1925-1970); las notas biográficas me inclinan hacia el primero (menos atormentado). Ambos participaron en el ámbito cinematográfico bien como guionista (el primero) o actor (el segundo). El final de ambos es trágico, el primero con un suicidio ritual (seppuku) en 1970, y el segundo de una manera más prosaica en 1972, no se sabe si aquejado de una grave enfermedad degenerativa.

 

"Se dice que el arte de tejer en telar es un don que difícilmente se transmite a tres generaciones. Aún cuando el padre sea un gran tejedor, aún cuando tuviera, por así decirlo, una mano de artista, sus hijos no heredarán necesariamente esa habilidad… No olvidaré esto. No lo olvidaré en toda mi vida. No hay duda de que el ser humano es una criatura emocional"

 

Yasunari Kawabata en la Biblioteca UPM
  

Mandíbula. Mónica Ojeda

Cubierta de Mandíbula, Mónica OjedaMandíbula
Mónica Ojeda
Candaya: Barcelona, 2018

¿Sabías que los cocodrilos guardan a sus bebés adentro de sus mandíbulas?

Mandíbula es una de las novelas más interesantes que se han cruzado conmigo últimamente. Arranca fuerte, con el secuestro de una alumna a manos de su maestra contado desde la perspectiva de la víctima. Ambas se encuentran en una cabaña en algún lugar de las afueras de Ecuador, la chica está atada, hay un revólver sobre la mesa. Desde la ventana se puede ver un volcán, uno de los símbolos que van a aparecer a lo largo de la novela. Y es que lo que bulle y arde en el interior de la mente de los personajes supone una buena parte de la materia con la que se construye la narración que se avecina.

Miss Clara, Fernanda y Annelise, los tres personajes principales, irán revelando capítulo a capítulo todo lo que ha sucedido hasta culminar en una situación tan extrema. Pero la novela no es solo un thriller, ni una historia de terror sin más: trata sobre la naturaleza del miedo, con el foco de atención puesto en las relaciones femeninas mira a ver qué hay en ese abismo que se abre al cruzar el límite de lo aceptado, de lo correcto entre madres e hijas, profesoras y alumnas o amigas adolescentes. El retrato psicológico de los personajes, especialmente el de Miss Clara (que anda naufragando por la relación enfermiza que ha mantenido con su madre) es de una belleza sutil, a pesar de lo siniestro, y estremecedora.

Las chicas son alumnas en un colegio del Opus en Guayaquil, lo que hace poderoso contraste con la casa en ruinas y atravesada por reptiles en la que juegan con otras amigas a inventar historias de terror, muy influenciadas por las creepypastas que leen habitualmente en internet. Sus juegos se vuelven arriesgados, la experimentación y el aprendizaje propios de su edad poco a poco van cruzando la frontera de lo siniestro, lo innominado. En ese contexto de pérdida de la inocencia, Annelise inventa al Dios Blanco, una fuerza primordial que protagoniza sus historias y orquesta los terrores de sus amigas.

“¿Qué es lo que pasa cuando vemos algo blanco?”, le preguntó Annelise a Fernanda sin esperar respuesta. “Que sabemos que se va a manchar”.

El lenguaje juega un papel primordial en la literatura de Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988), un torrente de imágenes, un ritmo musical, capítulos armados con diferentes técnicas narrativas consiguen que la tensión nunca decaiga y convierten este libro en una impactante y adictiva lectura. Mandíbula es la segunda novela publicada en España de esta autora ecuatoriana, la precedió Nefando, publicada también por Candaya, en 2016. Otras obras suyas son La desfiguración Silva (2015), El ciclo de las piedras (2015) y Caninos (2017).

Penelope Fitzgerald. La librería.

Penelope Fitzgerald. La librería. Editorial Impedimenta, 2010.

Esta es la historia de una mujer valiente y decidida que quiere comprar un viejo edificio, Old House (con el nombre está todo dicho) en su pueblo, Hardborough, y montar en él una librería. Estamos en 1959 y el nombre de esta mujer es Florence Green. Su marido, Charlie Green había muerto de neumonía en un campo de recogida al principio de la Segunda Guerra Mundial y lo que les unió fue su amor por los libros cuando trabajaban juntos en Müller’s, una gran librería de Londres y él era el responsable de la sección de poesía.

Era pequeña de aspecto, delgada y huesuda, un poco insignificante vista desde delante y completamente insignificante por detrás. No se hablaba mucho de ella, ni siquiera en Hardborough, donde los amplios espacios permitían ver a todos los que se acercaban, y donde todo lo que se veía era objeto de comentario.

Hardborough es un minúsculo pueblo costero en el condado de Suffolk (Inglaterra), apartado del mundo, y que se caracteriza justamente por lo que no tiene:

En Hardborough, en 1959, uno no podía tomarse una ración de fish and chips, ni había tintorería, ni siquiera cine, excepto un sábado por la noche de cada dos. En cierto modo, se sentía la necesidad de todas estas cosas, pero a nadie se le había ocurrido y, desde luego, nadie pensó que a la señora Green se le hubiera ocurrido tampoco abrir una librería.

Old House además de ser un edificio viejo y con serios problemas de humedad tiene otra particularidad, tiene su propio poltergeist, aunque en Hardborough lo llaman rappers (literalmete “golpeador”). Con él deberá convivir Florence.

La fuerza viva del pueblo, la señora Gamart, rica e influyente, intentará por todo los medios que la librería se cierre y establecer en Old House el “Centro para la Música y las Artes”. A su favor, Florence cuenta con el apoyo de Christine, una niña de 10 años que después del colegio la ayuda en la librería y el señor Brundish, descendiente de una de las familias más antiguas de Suffolk,  que sólo sale de su casa en verano, nunca en invierno, excepto cuando fue a visitar, por primera vez en su larga vida, a la señora Gamart y esto fue lo que le dijo:

-¿Por qué quiere que se vaya de esa casa?

– ¿No se le ha ocurrido a usted, que seguramente es un hombre que se interesa por el bienestar y el patrimonio de este pueblo, que un edificio de tanto interés histórico podría utilizarse para algo mejor?

– La antigüedad no es lo mismo que el interés histórico, dijo. De lo contrario, nosotros dos seríamos más interesantes de lo que somos…

– Lo repito: quiero que deje a mi amiga Florence Green en paz, gritó el señor Brundish. ¡En paz!

¿Conseguirá Florence resistir los ataques de la prepotente señora Gamart?

Isabel Coixet la llevó al cine en 2017 y obtuvo un gran éxito de crítica (Premios Goya 2018: Mejor película, dirección y guion adaptado). Es una película bonita y que recoge muy bien el espíritu del libro. Muy recomendable también.

Penelope Fitzgerald nació en 1916 y, autora tardía, publicó su primer libro en 1975, una biografía sobre Edward Burne-Jones y en 1977 su primera novela, The Golden Child. Con La librería fue finalista en 1978 del Booker Prize, premio que consiguió en 1979 con su siguiente novela  A la deriva. Murió en Londres en abril del 2000.

Editada en España por Impedimenta en 2010 se acaba de reeditar con un posfacio de Terence Dooley, albacea literario y yerno de la escritora británica,que da las claves del proceso de escritura de este libro.

Es una novela bonita donde se respira el amor por los libros y la lectura.

El gran sueño de oro. Chester Himes

El gran sueño de oro. Chester Himes

Bruguera.

Alberta estaba como hechizada. Sorprendida por la magnitud de su buena suerte, sacó del sujetador un billete mojado de cincuenta dólares y se lo alcanzó al Dulce Profeta, recibió a cambio una miga de pan del tamaño de un guisante. Se la puso en la boca mirando al cielo, y  la tragó bebiendo largamente el agua de la botella bendita.

Todos los que contemplaban la escena estaban convencidos de que el agua poseía virtudes curativas.

 

Alberta Wright asistía a un servicio religioso que el reverendo conocido como Dulce Profeta Brown, ofrecía en la calle 117, en pleno Harlem. Llena de fervor y pasión y fruto del frenesí colectivo en el que se ve envuelta, tras beber agua  bendecida por el reverendo, cae desvanecida. Todo el mundo a su alrededor cree que está muerta. Quizás ha sido envenenada. Y la codicia se hace presente. Algunos de sus conocidos empiezan a buscar el dinero que creen esconde en su casa. Y con la codicia, con la ambición, viene fatalmente de la mano la muerte, el asesinato.

Pero Alberta no está muerta y es detenida.

– Le está dando usted mucho trabajo a la brigada de Homicidios –dijo el sargento-. Ayer estaba muerta, y hoy mata a alguien.

– Ni estaba muerta ni he matado a nadie – respondió Alberta.

– Está bien, está bien. Empiece a mentir – dijo el sargento-. Dígame todo lo que ha ocurrido.

Ella hablaba con la voz monocorde y plañidera que reservaba para los blancos que le hacían preguntas.

Cuando terminó, el sargento preguntó:

– Me ha obedecido al pie de la letra, ¿verdad?

– No, señor; todo lo que le he dicho es verdad.

Ataúd Ed y Sepulturero Jones son los detectives que deberán recorrer las calles de Harlem para resolver el caso, y que en ocasiones como lectores, no llegamos a entender. Un Harlem sombrío, desolador, perturbador, plagado de seres marginales, de perdedores, de buscavidas pero que a la vez es un escenario lleno de vida, de humor y que Himes describe magistralmente. Porque en realidad es Harlem, como en otras muchas novelas de Himes, el verdadero protagonista de esta novela y recorriendo sus páginas es fácil sentir que nos encontramos en sus calles, que somos uno más de sus habitantes.

Chester Himes nació el Jefferson City en 1909 y murió en Alicante en 1984. Otras novelas son Por amor a Imabelle, Algodón en Harlem, Todos muertos….

Chester Himes en la Biblioteca Universitaria UPM

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