El halcón maltés. Dashiell Hammett

El halcón maltés.

Dashiell Hammett

Alianza Editorial.

 

-¿Qué pensarían si supieran como acudí a usted…con todas esas mentiras?

-Les haría sospechar. Por eso he estado manteniéndolos a distancia hasta verla. Pensé que quizás no tendríamos que contarles todo. Podemos inventar algún cuento que los despiste, si es necesario.

-Usted no cree que yo haya tenido nada que ver con los…, los asesinatos, ¿verdad?

Spade sonrió y dijo:

-Se me había olvidado preguntárselo: ¿Tuvo usted que ver con ellos?

-No

-Lo celebro. Y ahora, ¿qué le vamos a decir a la Policía?

Miss Wonderly,  Leblanc o  O’Shaughnessy, todos esos nombres usa, está en un aprieto.  Ella ha encargado al detective Sam Spade que encuentre a su hermana. Un caso en apariencia muy fácil que se  complica con dos asesinatos y la aparición de nuevos personajes…

-¿En qué puedo servirle, Mr Cairo?

Estoy tratando de recuperar un…ornamento que ha sido…¿digamos extraviado? Y creí y esperé que usted podría ayudarme.

Estoy dispuesto a pagar, por cuenta del legítimo propietario de la figurilla, cinco mil dólares a quien consiga recuperarla.

El verdadero motivo que mueven a nuestros protagonistas sale a la luz.  Una estatuilla con figura de halcón de tiempos del Emperador Carlos V es la razón de las intrigas, de la codicia, de las pasiones desatadas.  En realidad lo que persiguen, lo que les mueve, es un sueño. El sueño de la riqueza y de la libertad que quizás consigan con ella.

La ciudad de San Francisco es el escenario. En medio de todo ello está Sam Spade, un detective, duro, cínico, que intenta sobrevivir en ese escenario tan despiadado, en esa jungla de asfalto, manteniendo su independencia, su libertad. Y también nos encontramos nosotros, los lectores, que una vez empezamos a leer sus páginas no podemos parar. Sentimos en nuestra propia piel la atmosfera de esa ciudad, el olor del tabaco, el sabor del alcohol, que acompaña a nuestros protagonistas. La tensión, la emoción  que se apodera de todos ellos, tambien la sentimos cómodamente sentados en nuestro sofá. Es el sueño de la literatura, la magia del libro.

Un hombre gordo salió a su encuentro. Mr Gutman era de una corpulencia sebosa, con bulbos rosáceos por carrillos, labios, sotabarbas y pescuezo, con una gran barriga blanda y ovoide en vez de torso…

Comenzamos bien, señor mío- ronroneó el hombre gordo volviéndose para ofrecer un vaso. Yo desconfío de un hombre que dice “basta” cuando le están sirviendo de beber. Pues si ha de tener cuidado de no beber demasiado, eso indica que no es de fiar cuando lo hace.

El halcón maltés fue publicado por primera vez por entregas en la revista Black Mask y con posteridad de forma independiente como libro en 1930.  Aunque fue llevada por primera vez a la pantalla en 1931 con Ricardo Cortez como protagonista, fue en 1941 con John Huston en la dirección y en el guión, Humphrey Bogart como Sam Spade y una maravillosa pléyade de secundarios como Peter Lorre, Sidney Greenstreet, Mary Astor, etc acompañándolo. Cine negro en su máxima expresión.

Dashiell Hammett nació en el estado de Maryland en 1894 y murió en la ciudad de Nueva York en 1961.

Hammet en la Biblioteca Universitaria UPM.

El sueño continua…el suyo y el nuestro…

He ambicionado poseer esa fruslería durante diecisiete años, que es el tiempo que he gastado en tratar de lograrla. Si he de dedicar un año más a lo mismo, bueno, Mr Cairo, eso supondría una inversión adicional de tiempo…

El embalse 13. Jon McGregor

Cubierta de El embalse 13, Jon McGregorEl embalse 13
Jon McGregor
Barcelona: Libros del Asteroide, 2019
Traducción: Concha Cardeñoso
Título original: Reservoir 13 (2017)

Una historia tiene que comenzar por alguna parte. Una niña se ha perdido en la montaña. Se llama Rebecca, Becky o Bex. Es diciembre. Sus padres reservaron una cabaña para pasar las vacaciones y en una de las rutas la chica ha desaparecido. Tiene trece años, viste una sudadera blanca con capucha, un chaleco acolchado azul marino, vaqueros negros y zapatillas de lona. La niebla está baja, la tierra congelada. La conmoción de los habitantes del pueblo, los servicios de búsqueda, periodistas, buzos y policía desfilan por el primer capítulo del libro. El primero de trece. Cada uno abarca un año. Mes a mes, sin pausa. Todos empiezan con la misma frase: A medianoche, cuando llegó el Año Nuevo.

Cubierta de Reservoir 13, Jon McGregorLos acontecimientos se suceden. Jones, el bedel, debe reparar la caldera del colegio; James y su pandilla cuchichean a la espera del autobús al instituto; Jane Hughes, la vicaria, multiplica sus visitas; Jackson debe atender sus ovejas; un mirlo pasó volando bajo por el jardín del señor Wilson; la carnicería de Martin y Ruth no atrae la suficiente clientela. Naturaleza que despierta, se ensancha, declina, los primeros helechos comienzan a desenroscarse en la tierra negra y fría al pie de los fresnos. Los trabajos, las fiestas y conmemoraciones tienen sus fechas marcadas en el calendario. Los personajes repiten sus ocupaciones cada año, se enamoran, enferman, cometen errores, se decepcionan, mantienen secretos, viven vidas sencillas o complicadas. La nieve de los tejados se deshacía y caía con un ruido sordo que conmovía el aire quieto. En la memoria colectiva permanece como una herida que se va cerrando y que nunca se cierra la tragedia de la niña perdida, ¿qué edad tendría ahora? ¿Cómo va vestida? Dicen que la vieron bajando del páramo empapada. ¿Qué se sabe de sus padres? Los grillos cantaban entre el brezo y un escarabajo trepó  por la mano de Lynsey. La buscaron por todas partes.

El embalse 13 es una novela rural como ninguna que sigue a numerosos personajes que interaccionan entre sí y con su entorno: un paisaje insoportablemente hermoso, intolerablemente despiadado, indiferente a los planes de sus habitantes. La naturaleza que se regenera sin pausa, que cubre lo que falta, la vida y la muerte consigo misma, es la gran protagonista de la historia.

La otra protagonista es la singular estructura que vertebra la narración, que da cuenta de los acontecimientos mirando aquí y allá, dejando constancia de lo que pasa como quien entrega las armas ante la dictadura feroz del tiempo. Con la sabiduría suficiente, sin embargo, como para atrapar hasta el último instante la atención de sus lectores.

Antonio Manzini. Pista negra.

Antonio Manzini. Pista negra. Barcelona: Salamandra, 2015.

Pista negra es la primera entrega de la serie dedicada al subjefe Rocco Schiavone. Su protagonista es un policía un tanto peculiar que ha sido desterrado a Aosta, en los Alpes italianos, desde la comisaría Cristobal Colón de Roma hace cuatro meses por un asunto del que nos enteraremos a lo largo de la novela.

Su primer caso en el nuevo destino se le presenta en pleno invierno y en Champoluc, un pequeño pueblo en Val d’Ayas a 1.500 m. de altura, cuya principal actividad es el esquí. Una llamada al móvil en mitad de la noche le informa del hallazgo de un cadáver aplastado bajo las huellas de una máquina pisanieves. El difunto es Leone Micciché que regentaba, junto con su esposa, un precioso refugio de montaña.

El subjefe Rocco es un un “romano romanísimo” que odia el frío de la montaña, cruza la línea de la ilegalidad sin tapujos, que no se resigna a quitarse su abrigo Loden y sus zapatos Clarks, una indumentaria nada adecuada para transitar por la nieve.

–     ¿De dónde es usted? – le preguntó
–       De Roma – contestó, marcando cuanto le fue posible la pronunciación de la erre-.¿Ha estado alguna vez? – Annarita negó con la cabeza-. Pues muy mal. Es una ciudad maravillosa. Si un día se decide, seré su guía. La conozco bastante bien – declaró Rocco, esbozando su mejor sonrisa: la de media boca que estiraba la piel y le formaba patas de gallo. La había visto de pequeño en la cara de Clint Eastwood y juró que, cuando se hiciera mayor, la haría también suya. Y normalmente funcionaba.

De entre sus subalternos sólo confía en Italo Pierro, un hombre de montaña que sabe callar cuando hay que callar y hablar cuando es el momento de hacerlo. Y eso le viene muy bien al subjefe Rocco.

Con una buena dosis de humor, mala leche y también arrogancia Schiavone se abre camino entre pistas, refugios de montaña, monitores de esquí y va indagando entre los habitantes de la pequeña localidad donde todo el mundo es pariente y todo se sabe pero no se abren con facilidad a un policía que viene de fuera y que cuenta con sus propios métodos, poco ortodoxos.

Un buena novela policíaca cuyo principal enganche es su protagonista, un policía que no es un dechado de virtudes pero que al mismo tiempo tiene una cierta lealtad con la verdad y eso le hace muy creíble y humano.

Nos lo cuenta así el autor, Antonio Manzini:

Es una persona contradictoria y a mí no me gusta juzgarlo. Deben hacerlo los lectores. Tiene una escala de valores diferente pero muy precisa en su corazón, y la respeta siempre. Nunca entrará en casa de nadie a robar a no ser que esta persona sea un usurero o un ladrón. En un hospital, no. En casa de un médico hijo de puta y corrupto, sí. En casa de un político, seguro. A una persona honesta, no. Pero a un traficante de heroína o marihuana, sí. Aunque, por supuesto, está a favor de la legalización de las drogas blandas: para él es injustificable que no se pueda fumar un porro con una cierta tranquilidad

Muchos consideran a Manzini el sucesor de Andrea Camilleri, creador del comisario Salvo Montalbano y figura imprescindible de la novela negra italiana. La editorial Salamandra, en su serie “Black” ha editado en español las cinco primeras entregas del inspector Rocco Schiavone: Pista negra (2015), La costilla de Adán (2015), Una primavera de perros (2016), Sol de mayo (2017) y 7-7-2007 (2018).

Antonio Manzini en la UPM

La flecha del tiempo. Martin Amis

Cubierta de La flecha del tiempo. Martin Amis

La flecha del tiempo. Martin Amis

Tit. Original: Times’s arrow or the nature of the offence

Anagrama, 1991

 

“Desperté del más negro sueño y me encontré rodeado de médicos…”

El genial Quino, padre de Mafalda, siempre ha creído que la vida debería ser al revés: empezar muriendo y acabar en un feliz orgasmo.

Este es el planteamiento vital de Martin Amis (Swansea, Reino Unido, 1949) en “La flecha del tiempo”, expresión que se refiere a la dirección que éste toma y que discurre sin interrupción desde el pasado hasta el futuro pasando por el presente.

El fin de la muerte del personaje principal, Tod T. Friendly, es, a la vez, el nacimiento del narrador, su conciencia interna, que hace un relato lineal de su vida pero con el paso cambiado, marcha atrás.

Esto hace que la vida del protagonista, que aparece a lo largo de la obra con diferentes nombres e identidades, se vuelva totalmente ilógica en este mundo al revés: abandona a su pareja cuando más la quiere, se saca la comida de la boca y la devuelve al plato, se despierta yendo a dormir, los excrementos vuelven a su cuerpo…

Tras esta historia que involuciona se esconde un secreto acerca de la vida de Tod que va tomando forma a medida que rejuvenece y que da la clave de su devenir y sentido a la narración. Por supuesto, mi boca está sellada porque se trata de hacer una reseña, no un “spoiler”. Quien quiera despejar el misterio tendrá que leer el libro hasta el final.

No se puede decir que “La flecha del tiempo” sea una lectura para pasar el Fotografía de Martin Amisrato. Se trata de una obra compleja, que exige una relectura constante y que, con la historia de Europa Occidental del S. XX de telón de fondo, narra una historia cruel , satírica y con momentos cómicos que la convierten en una tragicomedia.

La lectura del revés, por otra parte, resulta estimulante y supone un buen ejercicio mental. ¿Un truquito?: prueba a leer los diálogos de fin a principio. Te resultará mucho más fácil.

 

“… ¿Cuáles son las fechas de la Primera Guerra Mundial?

De acuerdo – dice el paciente, enderezándose en su asiento.

Ahora voy a hacerle unas cuantas preguntas.

No

¿Duerme usted bien? ¿Tiene algún problema digestivo?

Cumpliré 81 en enero.

Y tiene usted… ¿qué edad tiene?

Tiene su gracia, ¿no?

 

Martin Amis en la Biblioteca Universitaria UPM

Chiruca Casado

Hombres buenos. Arturo Pérez-Reverte

Cubierta de Hombres buenos, Arturo Pérez ReverteHombres buenos
Arturo Pérez-Reverte
[Barcelona] : Alfaguara, 2015

En busca de la enciclopedia prohibida

Reunido en su sede de la Casa del Tesoro y obtenidos los necesarios permisos del Rey Nuestro Señor y de la Autoridad Eclesiástica, el pleno de la Real Academia Española aprueba por mayoría designar entre los señores académicos a dos hombres buenos que, provistos de los correspondientes viáticos para transporte y subsistencia, viajen a París para adquirir la obra completa conocida como ‘Encyclopédie, ou dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers’, y la traigan a la Academia para que, en su biblioteca, quede en disposición de libre consulta y lectura para los miembros de número de esta institución.

Arturo Pérez-Reverte (2016), “Hombres buenos”.

Portada del primer tomo de la primera edición de la “Encyclopédie”. Fuente: Wikimedia Commons (http://minilink.es/442y).

Portada del primer tomo de la primera edición de la “Encyclopédie”. Fuente: Wikimedia Commons (http://minilink.es/442y).

Nos hallamos en 1781, año en el que la famosa “Encyclopédie”, monumental compendio del saber ilustrado, sigue prohibida en España. Ante semejante panorama, la Real Academia de la Lengua, que considera esta obra imprescindible, decide enviar a dos de sus miembros a París para que la adquieran allí. Los elegidos serán don Pedro Zárate (alias el “Almirante”) y el bibliotecario don Hermógenes Molina (don Hermes para los amigos).

Sexagenarios ambos, los encargados de traer las luces de la razón a nuestro país no pueden ser más distintos. Así, mientras que el elegante don Pedro es un hombre adusto y escéptico, don Hermes es religioso, bonachón y desaliñado. Sin embargo, la buena educación y el respeto que se profesan mutuamente harán que, desde el primer momento, los dos caballeros convivan en harmonía.

Ignorantes de que sobre ellos planea la sombra de un peligroso complot que pretende evitar a toda costa que la “Encyclopédie” llegue a España, don Pedro y don Hermes parten hacia Francia. Su esforzada empresa les llevará a enfrentarse a saboteadores, bandoleros, funcionarios corruptos, matasanos y amantes despechados. Pero también, les deparará la oportunidad de participar en la vida social y cultural del fascinante París prerrevolucionario y, sobre todo, de conocer tanto a famosos ilustrados como a personajes interesantes, pintorescos y hasta seductores.

Complejo ejercicio metaliterario que conjuga hábilmente realidad y ficción, “Hombres buenos” tiene su origen en la investigación que Pérez-Reverte inició al descubrir que la “Encyclopédie” atesorada por la RAE llegó allí cuando todavía estaba prohibida en nuestro país. Investigación que es rigurosamente detallada por el supuesto autor del libro. Un académico de la Lengua, anónimo y bibliófilo, creador de dos personajes a los que se termina cogiendo cariño. Dos eruditos, auténticos adalides del diálogo respetuoso y de la educación y la cultura, que, tras mil peripecias, terminan unidos por una inquebrantable amistad.

Arturo Pérez-Reverte en la Biblioteca UPM

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