Angel Wagenstein. Lejos de Toledo. Libros del Asteroide, 2010

Esta es la historia de Albert Cohen, historiador especialista en arte bizantino y búlgaro exiliado en Israel que vuelve, como ponente en un Congreso, a la ciudad de su infancia Plóvdiv, una de las más bonitas y cosmopolitas de los Balcanes. Como conferenciante  visita el monasterio en el que tantas veces estuvo de niño, recorre las calles de su barrio, Ortà Mezàr (Cementerio del Medio) y camina a orillas del río Maritsa.

En una alternancia de sucesos pasados y presentes, empezamos a conocer a los que formaron parte de su infancia. Su abuela Mazal, una sefardí que sigue hablando ladino (castellano antiguo) y su abuelo Abraham, conocido como el Borrachón, hojalatero, amigo de sus amigos, de las tabernas y gran contador de historias. Ambos le criaron ya que era huérfano.

No cabe duda de que el Borrachón es un hombre instruido, que no sólo domina el ladino y el turco, sino que suelta palabrotas y juramentos en un búlgaro impecable, por no mencionar los floridos remiendos tomados de los idiomas gitano, armenio y griego a los que recurre en su batallar diario por el pan y por el botellín de anís con su huevo cocido.

Y se produce el reencuentro ¿casual? con Araxi Vartanian, la pequeña armenia, su compañera de quinto A de la escuela de primaria e hija de la profesora de francés, madame Vartanian .

Y si existe alguna razón por la que mereciera la pena que mis antepasados recorrieran quinientos años atrás el largo y agobiante camino desde Toledo a Plóvdiv, es el amor por una chica: Araxi Vartanian. ¡Sólo el amor, y nada más!

Guiado por Araxi visitan al bueno de Kostas Papadopoulos, griego de nacionalidad y llamado Kostaki el Eterno, fotógrafo diplomado “que supo retratar el hálito del tiempo” y que guarda en su taller millones de fotos que les permiten viajar al pasado.

Las fotos de la pandilla de su barrio tomada el último día de clase, con el gitanillo Sali descalzo, el turco Mehmed, los pequeños judíos y búlgaros, una pequeña niña armenia, con faldita abombada y coqueta y a su lado siempre el mismo niño pecoso, con rizos pelirrojos y gafas de miope, el joven Abraham Cohen.

Otra instantánea representa la imagen de la convivencia y del respeto, en ella están los tres pastores espirituales del barrio:

El rabino Menashé Leví, el pope Isaías y el mulá Ibrahim hodja. Ni que decir tiene que la figura central de la foto, que posa con la petulancia de un Napoleón entre sus fieles generales, es -¡quién si no!- Abraham el Borrachón… con su autoridad de juez imparcial que mantiene unas relaciones frías y despegadas con los tres dioses, hacía factible el suave equilibrio entre las diferentes religiones y nacionalidades en el barrio del Cementerio del Medio.

Una bonita historia de reecuentro del protagonista con su ciudad, Plóvdiv, su infancia y sus recuerdos.

Un homenaje a los sefardíes, los judíos que salieron de España allá por 1492 después del edicto de los Reyes Católicos, un canto a la tolerancia en un barrio multiétnico que se rompió con la torpeza de la política y la revolución comunista:

Guardan silencio las tumbas ortodoxas, católicas, judías, armenias y musulmanas. Nunca ha reinado la paz entre los vivos. Los muertos demuestran más sabiduría.

Angel Wagenstein nació en1922 en el seno de una familia sefardí en Plóvdiv, la ciudad protagonista de esta historia. Pasó su infancia exiliado en París por la militancia de su familia en movimientos socialistas y comunistas y regresó a su país siendo adolescente. En la 2ª Guerra Mundial fue arrestado y condenado a muerte en 1944 pero logró salvarse gracias a la entrada del Ejército Rojo. Acabada la guerra cursó estudios cinematográficos en Moscú y empezó una larga carrera como guionista y realizador. Su carrera literaria comenzó tardíamente con la publicación de la novela El Pentateuco de Isaac (1998), inicio de una ambiciosa trilogía dedicada al destino de los judíos en la Europa del siglo XX que se completaría más tarde con Lejos de Toledo (2002) y Adiós, Shanghai (2004). Actualmente vive en Sofía.

Angel Wagenstein en la UPM

Richard Ford. Canadá.

Richard Ford. Canadá. Barcelona: Anagrama, 2014.

Primero contaré lo del atraco que cometieron nuestros padres. Y luego lo de los asesinatos, que vinieron después. El atraco es la parte más importante, ya que nos puso a mi hermana y a mí en las sendas que acabarían tomando nuestras vidas.

El libro comienza así y la historia nos la cuenta en primera persona Dell Parsons que, junto a su hermana melliza Berner,  ve como a sus 15 años la vida se desmorona. Ellos no tienen culpa de que sus padres robaran un banco pero es lo que ocurrió. A partir de ahí sus vidas cambian y cada uno tomará su camino.

El libro se divide en tres partes. En la primera conocemos a la familia Parsons, formada por Bev y Neeva, una pareja dispar y que probablemente nunca debió acabar en matrimonio y sus dos hijos. Estamos en 1960. No eran una familia perfecta pero se querían. Con un padre alto, guapo, encantador y muy chanchullero y una madre menuda, sensata pero cobarde. Unos hermanos muy distintos pero felices con su vida y queridos por sus padres aunque tomaran una malísima decisión, robar un banco para saldar unas deudas y cambiar así el rumbo de la vida de los cuatro, a peor.

Nuestros padres eran las personas de las que menos se podría pensar que atracarían un banco. No eran gente rara, ni evidentemente criminales. A nadie se le hubiera ocurrido pensar que estaban destinados a acabar como acabaron. Eran personas normales, aunque claro está, tal afirmación queda invalidada desde el momento mismo en que atracaron el banco.

En la segunda conocemos la vida de Dell después de la detención de sus padres y su huida a Canadá con una amiga de su madre, Mildred, que le dará un buen consejo:

Tu vida va a ser variada y emocionante antes de que te mueras. Así que procura centrarte en el presente. No te niegues a las cosas, y asegúrate de tener siempre algo que no te importe perder. Eso es importante.

Cuando llega a un pueblo perdido de la mano de Dios, Great Fall, empezará a trabajar para  Arthur Remlinger, hermano de Mildred, un americano enigmático que también acabó en Canadá huyendo de su pasado. Allí Dell sobrevive en una mísera caseta como chico para todo y acompañando a los cazadores en la época de la caza del ganso. Ahí también conocerá a Florence, se podría decir su ángel de la guarda, que le dará la oportunidad de volver a empezar.

En la tercera asistimos al reencuentro de los hermanos pasados 50 años de su separación.

Siempre he sentido que debería haber visto más a mi hermana…No sucedió así, eso es todo. Su vida resultó muy diferente a la mía.

Si hay algún sentimiento que define esta novela  es el de la pérdida de la inocencia y el de asumir la vida que te ha tocado vivir y salir victorioso.

Para mí la primera parte es la mejor. Vamos conociendo a los personajes y se va tejiendo las relaciones familiares que conducen a los Parsons hacia el desastre.

Novela dura y que te deja un regusto amargo pero que te engancha y te llega muy hondo.

Richard Ford (1944, Jackson, Mississippi) fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2016 y  es uno de los mejores escritores norteamericanos de su generación.

Richard Ford en las bibliotecas de la UPM.

Jonathan Coe. El corazón de Inglaterra.

Jonathan Coe. El corazón de Inglaterra. Barcelona: Anagrama, 2019

Desde que empezó el tema del Brexit siempre me he preguntado qué ha llevado a una parte de la población inglesa (algo más de la mitad) a votar la salida de Europa y con esta curiosidad y porque conocía al autor por otra novela suya, “Expo 58” (que también recomiendo) me decidí a leer “El corazón de Inglaterra”.

“Adiós, vieja Inglaterra, adiós, / Y adiós a algunos cientos de libras / Si el mundo se hubiera acabado cuando era joven / Nunca habría conocido estos pesares / Antaño bebía lo mejor / El mejor brandy y el mejor ron / Ahora me conformo con un vaso de agua fresca / Que fluye de ciudad en ciudad”.

Esta es la canción con la que Coe acompaña a los personajes en su huida del país que se va .

El eje de la historia es Benjamin Trotter, un cincuentón al que le gusta vivir lejos del bullicio y eterno escritor que al final logra publicar su primera novela en la modesta editorial de su amigo Phil (especializada en la historia local). Le acompañan Colin, su anciano padre que no entiende por qué la industria británica se ha ido al carajo; Sophie, su sobrina profesora universitaria, antiBrexit casada con Ian, proBrexit; Lois, su hermana que pasados 45 del atentado del IRA en el pub Mulberry de Birmingham no ha superado la pérdida de su novio; Doug, periodista político de izquierdas y amigo de Benjamin que consigue información de Nigel, un colaborador de David Cameron que le filtra informaciones delirantes sobre el referéndum del Brexit…

A través de este elenco de personajes, variopintos y de distintos ámbitos profesionales y sociales vamos viendo cómo se tejió el Brexit y como caló entre la sociedad inglesa la necesidad del Brexit . Ni el propio Cameron se creía lo que él había puesto en marcha.

¿Cameron?- dijo Nigel-, y su cara se retorció en una mueca. Vaya soplapollas…Mira el desaguisado que nos ha dejado. Todo el mundo se lanza al cuello del vecino. A los extranjeros los insultan por la calle. Los agreden en el autobús y les dicen que se vuelvan a su país. A todo el que no obedece a ciegas se le llama traidor y enemigo del pueblo. Cameron ha destrozado este país, Doug. ¡Lo ha destrozado y se ha largado!

Una radiografía lúcida, bastante ácida y con mucho sentido del humor, y de humor “inglés”, para mí uno de los mejores, de cómo se fue gestando la idea de salirse de la Unión Europea de la mano de una generación de políticos irresponsables, niños pijos que estudiaron en Oxford y compartieron juergas en un club clasista:

…y míralos, treinta años más tarde, David Cameron, que estuvo en Oxford en los ochenta, Michael Gove, que estuvo en Oxford en los ochenta, Jeremy Hunt, que estuvo en Oxford en los ochenta, George Osborne, que estuvo en Oxford un poco después, todos estos gilipollas que eran amigotes, todos estos mamones petulantes y clasistas de pronto estaban dirigiendo el país, y seguían dando empellones para ganar poder y manteniendo sus patéticos debates…”

Jonathan Coe (Birmingham, 1961) estudió en las universidades de Cambridge y Warwick. Retrató la Gran Bretaña de Thatcher y Blair en las aclamadas El Club de los Canallas y El Círculo Cerrado.

Vera Brittain. Testamento de juventud.

Vera Brittain. Testamento de juventud. Periférica&Errata naturae, 2019

Testamento de juventud es la primera entrega de las memorias de Vera Brittain (Newcastle-under-Lyme, 1893; Wimbledon, 1970) y abarca desde 1900 hasta 1925. Fue publicado en 1933. El libro se inicia con un maravilloso poema de la propia autora que resume perfectamente el sentimiento que embargó a una generación de jóvenes que vieron sus vidas truncadas por la 1ª Guerra Mundial.

“Y así empezamos- entre los ecos que una guerra anterior

proyectó sobre nuestra niñez,

demasiado sombría, olvidada demasiado pronto- a destronar

los sueños de una felicidad que creíamos asegurada;

mientras, inminente y fiero al otro lado de la puerta,

observando el florecimiento de una generación entera,

el destino que tenía en jaque nuestra juventud

aguardaba su hora”

Vera Brittain nació en 1893, como ella misma dice “en el decadentismo de los años noventa del siglo XIX” en el seno de una familia de clase media propietaria de fábricas de papel. Para disgusto de sus padres quiso ir a la Universidad lo que no dejaba de ser una excentricidad para una mujer. Vera no quería que su vida se redujera a un buen matrimonio, hijos y familia así que trabajó duro, teniendo en cuenta que su formación previa no era muy completa y consiguió una beca para estudiar en Oxford, en el Somerville College. Allí estaba cursando sus estudios cuando estalló la guerra.

Quizá por eso no resulte tan sorprendente que al principio la guerra me pareciera una exasperante interrupción de mis proyectos personales, en lugar de una catástrofe mundial“.

La dura realidad les golpeó tanto a ella como a todos sus conocidos:  a su novio Roland Aubrey Leighton, a sus amigos Victor Richardson y Geoffrey Thurlow y a su único hermano Edward, al que siempre estuvo muy unida. Todos se vieron enrolados en este conflicto bélico siendo unos jóvenes intelectuales que pasaron de los libros a las trincheras sin apenas darse cuenta de ello.

De izda. a dcha.: Edward, Roland y Victor.

Si la guerra me perdona la vida”, escribió Brittain a su hermano, “mi único objetivo será inmortalizar en un libro nuestra historia, la de nuestros amigos“.

A las mujeres que querían ser útiles en esos años de guerra les quedaba la salida de apuntarse como enfermeras de apoyo. Así que con sólo 22 años Vera se alistó como enfermera en el Destacamento de Ayuda Voluntaria (VAD) y trabajó en hospitales de Londres, Malta y Francia aprendiendo el oficio a golpe de necesidad, operaciones y valentía y siendo testigo directo de las secuelas de la guerra.

Vera Brittain

Después del conflicto logró volver a la universidad y en los años 1920 se convirtió en oradora regular de la Sociedad de Naciones. Trabajó como periodista y luchó activamente en los movimientos feminista y pacifista. Tuvo una prolífica carrera como escritora (cincuenta años en activo y 29 libros publicados).

Hay mucha literatura bélica pero el libro que nos ocupa fue el primero en que las mujeres hablaban y contaban sus experiencias. Y, además, lo hacían como agentes de cambio, no como agentes pasivos o víctimas.

Las memorias de Brittain continúan con Testamento de experiencia, publicado en 1957, abarcando los años 1925–1950. Entre estos dos libros viene Testamento de amistad (publicado en 1940), sobre su amistad con Winifred Holtby, escritora también, compañera y gran amiga. Un segmento final del libro de memorias, Testamento de fe o Testamento del tiempo, fue planeado por Brittain pero quedado inacabado a su muerte.

Testamento de juventud es un libro demoledor, de los que dejan huella no sólo por lo que cuenta sino por todo el sentimiento que logra transmitir la autora. En sus más de 800 páginas vives junto a ella todo el horror de la guerra y de lo que significó para toda su generación.

Fue llevado al cine en 2014 de la mano del director James Kent.

Shirley JACKSON. Siempre hemos vivido en el castillo. Barcelona: Ed. Minúscula, 2018.

Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.

Con estas palabras se presenta Merricat, la protagonista de esta historia, que vive en una gran mansión con su hermana y su tío Julian. Viven aislados sin casi relación con la gente del pueblo. Hace seis años ocurrió un trágico suceso en la mansión de los Blackwood. Varios miembros de la familia murieron envenenados mientras comían y ya quedan sólo ellos tres y el gato Jonas.

El tío siempre está trabajando en sus papeles. Escribe y reescribe sus memorias.  No quiere dejar escapar ni un solo detalle. Fue testigo del trágico suceso, además de superviviente. Él sabe lo que pasó y por eso, quizás, su mente a menudo divaga. Tiene mala salud y va en silla de ruedas.

Era una mañana agradable- dijo el tío Julian con voz monótona-, una mañana agradable y luminosa, y ninguno de ellos sabía que sería la última. Ella estaba abajo, mi sobrina Constance. Me desperté y la oí en la cocina (en esa época yo dormía arriba, todavía podía subir las escaleras, y dormía con mi mujer en nuestra habitación), y pensé que era una mañana agradable, sin imaginar que para ellos iba a ser la última

Los días discurren tranquilos, Constance no sale de casa, cocina y cuida de todos. Merricat vive feliz y consentida con su gato Jonas, enterrando cosas en el jardín y poniendo amuletos que protejan la casa. Cuando aparece el primo Charles la tranquilidad del hogar de los Blackwood se rompe. El corteja a la bella Constance y aspira a quedarse con la casa, algo que Merricat no va a consentir.

Estamos ante una historia de “casa misteriosa”, un clásico de las novelas de miedo. Todos los del pueblo temen pasar por esa casa, más allá de la verja se ve el edificio. Muchos curiosos paran el coche ante la verja y cotillean. A los niños se les advierten de que no vayan por ahí pero siempre hay alguno que se cuela. Es un ritual a cumplir entre los jóvenes adentrase en la finca y junto a la escalera gritar la famosa frase:

Merricat, dijo Constance, ¿una taza de té, querrás?

Shirley Jackson (San Francisco 1916- Bennington 1965) estudió en la Universidad de Syracuse. Muchos de sus cuentos fueron publicados por primera vez en The New Yorker, donde colaboró de manera regular durante las décadas de los años cuarenta y cincuenta. En 1952 se reunieron estos textos en un libro titulado Life Among The Savages. En 1948 publica La lotería, un relato que causó un gran impacto y que cuenta con una reseña en NST. Otra joya de esta autora es La maldición de Hill House (1959) que en 2018 se convirtió en una serie de diez capítulos de la mano de de Neflix y dio a conocer a esta autora al gran público.

Siempre hemos vivido en el castillo (1962) fue la última novela de Shirley Jackson y considerada por la revista Time como una de las mejores diez novelas de ese año.

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