Un hombre para la eternidad

Tomás Moro. Hans Holbein

A man for all seasons. Un hombre para la eternidad

(Fina estampa caballero)

La primera y segunda líneas de esta reseña corresponden a la misma película (dirigida por Fred Zinnemann, basada en la obra teatral homónima de Robert Bolt adaptada al cine por él mismo en 1966); por eso la traducción importa, y en muchos casos se convierte en imposible.

La sinopsis que encontramos en internet es sencilla: Sir Thomas More, gran humanista (“Utopía”, 1516), ferviente católico y hombre de confianza del monarca, se encuentra en una encrucijada: ¿debe actuar de acuerdo con su conciencia, arriesgándose a ser tachado de traidor y ejecutado, o debe ceder ante un rey que no tiene ningún reparo en adaptar la ley a sus necesidades?

La plétora de personajes es espectacular: Paul Scofield (Sir Thomas More), Wendy Hiller (su doliente esposa que se negó a aprender a leer por el riesgo que comportaba, y del que quería proteger a su familia), Susannah York (la hija bien amada con una educación sin parangón en su época y que se debate entre el cariño y devoción a su padre, y el amor a su esposo), y así seguiríamos un ancho espacio y un largo tiempo, pero es mejor que lo disfruten ustedes que no conviene masticarles a los demás el íntimo descubrimiento.

Un hombre para la eternidad.Por otro lado, tampoco conviene tomarse la vida a la tremenda y podemos acudir a la imagen que Chabuca Granda (María Sueños), en cambio, ofrece de su padre: Fina estampa caballero. Chabuca Granda es una gran desconocida en España pero no en Hispanoamérica, donde es medularmente admirada y podemos disfrutar de una entrevista que nos regala la máquina del tiempo.

Definitivamente, para Fina Estampa la de Sir Thomas More

Fred Zinnemann en la Biblioteca UPM

Tomás Moro en la Biblioteca UPM

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