Procesos eólicos

Reciben este nombre los procesos de erosión, transporte y sedimentación producidos por el viento quedan lugar a formas de relieve características tanto de tipo erosivo como sedimentario.

El viento actúa como agente modelador del relieve en zonas caracterizadas por poseer un déficit de agua en superficie. Esta circunstancia se puede encontrar en varias zonas:

  • Zonas áridas: desiertos cálidos y fríos
  • Zonas litoral: en las zonas de costa

Para que el viento pueda desarrollar los procesos de erosión, transporte y sedimentación, además del déficit de agua es necesario que coincidan otras circunstancias:

  • Zonas llanas con escaso relieve
  • Baja humedad ambiental
  • Ausencia de vegetación
  • Pobres en materia orgánica
  • Circulación del viento de forma constante en una dirección determinada.
  • El material superficial debe ser no consolidado y de pequeño tamaño.

La erosión eólica tiene lugar conforme a dos mecanismos, la deflación y la corrosión (abrasión). En el primero, el viento moviliza el material que permanece suelto sobre la superficie. En el segundo, son los materiales arrastrados por el viento los que provocan el desgaste sobre la superficie y/o las rocas con las que colisionan. Estos dos mecanismos, provocan diversas modificaciones sobre las superficie que reciben distintos nombres en función de sus características: pulidos, faceteados (ventifactos), alveolos, rocas fungiformes, hoyas de deflación, y pavimento del desierto.

El transporte eólico está muy limitado por la escasa capacidad del viento, de forma general está reducido a las partículas tamaño arena, limo o arcilla; aunque las gravas también pueden sufrir pequeños desplazamientos impulsados por el viento. En función del mecanismo que provoca la movilización de los materiales, se reconoce el transporte por suspensión, saltación y movimiento en el suelo, siempre condicionado por el peso de la partícula.

La sedimentación eólica debe entenderse como una reagrupación de los materiales en función del tamaño de la carga y la sedimentación será distinta dependiendo del peso de los materiales transportados. La forma de sedimentación eólica más típica es la duna que, siendo un depósito de arena puede tener distintos tamaños y/o formas, que reciben distintos nombre.