Archivo por días: 7 octubre, 2009

#hoyleemos: “En busca del unicornio” de Juan Eslava Galán

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Muy ilustres autores antiguos y Padres de la Iglesia se han ocupado de este animal, entre ellos San Gregorio y San Isidoro. Yo llevo meses escudriñando en los textos todo lo que  se sabe de él por interés del Rey y obediencia a mi superior”, explicó. Hizo una pausa y prosiguió: “El unicornio no se puede cobrar vivo porque, de cualquier forma, muere pronto en cautividad; además sería peligroso más que apresar un león porque es muy feroz y nada puede resistir a su cornada, ni broquel ni adarga doblada. Le gustan las palomas y suele sestear a la sombra de los árboles donde ellas se posan. Su mayor enemigo es el elegante, al que vence y mata atravesándolo con su cuerno. Un cuerno largo y retorcido que aguza contra las piedras como el cochino de monte afila sus colmillos. Pero nosotros lo cazaremos con una virgen, si Dios ayuda.” “¿Con una Virgen?”, pregunté yo, pensando que quería decir con una imagen de Nuestra Señora. “Con una virgen de carne y hueso –continuó fray Jordi–, con una doncella intacta, que no haya conocido varón.– Y luego añadió  como para sí–: Si es que el Canciller real encuentra alguna en todo el reino de Castilla.” Dejó el libro en su lugar y tomó otro menos voluminoso que también tenía cierto pasaje señalado con una cinta. Lo abrió y leyó por donde marcado estaba: “Plinio certifica que el unicornio huele a la doncella y va a posar su cabeza terrible en el regazo de la niña: entonces se deja cautivar  fácilmente porque abandona su habitual fiereza y la torna en mansedumbre. El cuerno del unicornio es el remedio universal contra el veneno, el ungüento de su hígado es mano de santo en las heridas.” Fray Jordi guardó silencio un momento y seguía discurriendo la yema  de su dedo índice por el pergamino del libro, aunque no leía.  Había levantado la cabeza y miraba distraído por la ventana del huerto. El sol empezaba a bajar, allá a lo lejos, y los muros del alcázar real, al otro lado de los barrancos, parecían dorarse y brillar como joya bruñida. “También tiene otras virtudes el cuerno –prosiguió–, apuntala la virilidad desfalleciente de los hombres poderosos en el otoño de sus vidas y les devuelve los ardores de la juventud. Bajó la voz sin dejar de mirar el lento atardecer y prosiguió…

 

En busca del unicornio / Juan Eslava Galán — Ed. booket — Premio Planeta 1987
En busca del unicornio en las Bibliotecas UPM