Archivo por meses: octubre 2009

#hoyleemos: “Abierto toda la noche” de David Trueba

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“Pasó un día antes de que recibieran la esperada llamada de Felisín, desde Francia. Nicole y él se habían instalado en casa de los padres de ella, una gente encantadora, había dicho y la madre creyó entender un reproche en las palabras de su hijo. Le notaba la voz triste y apenas charlaron cinco minutos antes de despedirse. Llamaba desde la cabina de un bar y el volumen de la música les dificultaba entenderse. Felisín prometió que no se quedaría mucho allí y que pronto regresaría con su familia, más que nada por sus obligaciones en el trabajo. La madre colgó en cierta medida aliviada tras oír de nuevo la voz lejana de su hijo.

Sin embargo su hijo no se hallaba demasiado lejos. Había buscado refugio en casa de su amigo Alberto Alegre, siempre dispuesto a ofrecer su hospitalidad. Tras pasar la noche en el sofá había terminado por contarle a su amigo toda la verdad. Se sentía humillado y no pensaba confesar ante su familia. No se encontraba con fuerzas para continuar con su trabajo, así que Alegre le escribiría las críticas de cine y las enviaría al periódico en su lugar, evitando que Nicole volviera a ser causa de despido.

Alberto logró convencerle para que llamara a su familia y los tranquilizara. Felisín puso un disco de Charles Trénet para crear un ambiente francés de fondo y se atrevió a mentir a su madre. Tras colgar, deprimido, quitó el disco y lo rompió en dos. Del mismo modo arremetió contra la colección de vinilos que extraía de sus fundas y partía contra su muslo. Su amigo alcanzó a detenerle cuando se precipitaba furioso contra el ordenado estante de bandas sonoras.

El fracaso amoroso en el hombre provoca estados tragicómicos. Quien evita los clásicos remedios -alcohol, drogas, prostitución- se sumerge en un complicado estado depresivo. La gran crisis de la vanidad conduce a un bajón absoluto de defensas y a una irremontable tendencia a la molicie. He visto a hombres pasar semanas sin abandonar de hecho su cama en un intendo de dormir para olvidar. He visto a hombres marcar todos los números femeninos de su agenda de teléfonos buscando ligar para olvidar. He visto a hombres volcarse en la literatura y la redacción de cartas como si escribir ayudara a olvidar. He visto a hombres gritar un nombre de mujer por la ventanilla de un coche a toda velocidad resueltos a vocear para olvidar. Todo ello en una lucha sin cuartel, y perdida de antemano, por evitar la gran derrota de su ego.  Los hombres utilizan a las mujeres para enamorarse de sí mismos por persona interpuesta…”

Abierto toda la noche / David Trueba — Ed. Anagrama
David Trueba en las Bibliotecas UPM
David Trueba en Wikipedia

#hoyleemos: “Burlando a la Parca” de Josh Bazell


Burlando a la Parca” nos presenta a Peter Brown, un sufrido médico pero con un pasado muy peculiar, el de matón de la mafia. Éste que escribe se reconoce un incondicional de  personajes como House y Tony Soprano, y este libro tiene mucho de ambos.

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¡De modo que voy camino del trabajo, me paro a ver cómo una paloma se pelea con una rata en la nieve y un gilipollas intenta atracarme! Naturalmente tiene una pistola. Se me acerca por detrás y me la clava en la base del cráneo. Está fría, y en realidad produce una sensación agradable, como de digitopuntura.

– Tranquilo, doctor – me sugiere.

Lo que lo explica todo, al menos. Incluso a las cinco de la mañana, no soy la clase de tío al que se suele atracar. Soy como una estatua de estibador plantada en la Isla de Pascua. Pero el capullo me ve bajo el abrigo los pantalones azules del pijama sanitario y los zuecos de plástico verde perforados, así que piensa que debo de llevar drogas y dinero encima. Y que a lo mejor he hecho alguna especie de juramento de no patearle su culo de tonto por tratar de asaltarme.

Apenas tengo drogas y dinero suficiente para pasar el día. Y el único juramento que he hecho, según recuerdo, es el de no tener propósito de hacer daño. Me parece que ya hemos pasado de ese punto.

-Vale – digo, alzando las manos.

La rata y la paloma se han largado. Cobardicas.

Me doy la vuelta, movimiento  que me aparta la pistola de la nuca y me deja con la mano derecha levantada por encima del brazo del capullo. Lo agarro del codo y tiro brucamente hacia arriba, haciendo que sus ligamentos salten como tapones de champán.

Los dos huesos del brazo, cúbito y radio, se mueven por separado, y también giran. Lo que pueden comprobar poniendo la palma de la mano hacia arriba, posición en la cual el cúbito y el radio se encuentran en paralelo, y volviéndola luego hacia abajo, postura en que se cruzan formando una equis. Necesitan, por tanto, un complejo sistema de anclaje en el codo, con los ligamentos envolviendo los diversos extremos óseos en unas tiras rebobinables semejantes a la cinta pegado en el mango de una raqueta de tenis. Es una pena romperlos…

Burlando a la Parca/ Josh Bazell — Ed. Anagrama
Burlando a la Parca en las Bibliotecas UPM

#hoyleemos: “En busca del unicornio” de Juan Eslava Galán

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Muy ilustres autores antiguos y Padres de la Iglesia se han ocupado de este animal, entre ellos San Gregorio y San Isidoro. Yo llevo meses escudriñando en los textos todo lo que  se sabe de él por interés del Rey y obediencia a mi superior”, explicó. Hizo una pausa y prosiguió: “El unicornio no se puede cobrar vivo porque, de cualquier forma, muere pronto en cautividad; además sería peligroso más que apresar un león porque es muy feroz y nada puede resistir a su cornada, ni broquel ni adarga doblada. Le gustan las palomas y suele sestear a la sombra de los árboles donde ellas se posan. Su mayor enemigo es el elegante, al que vence y mata atravesándolo con su cuerno. Un cuerno largo y retorcido que aguza contra las piedras como el cochino de monte afila sus colmillos. Pero nosotros lo cazaremos con una virgen, si Dios ayuda.” “¿Con una Virgen?”, pregunté yo, pensando que quería decir con una imagen de Nuestra Señora. “Con una virgen de carne y hueso –continuó fray Jordi–, con una doncella intacta, que no haya conocido varón.– Y luego añadió  como para sí–: Si es que el Canciller real encuentra alguna en todo el reino de Castilla.” Dejó el libro en su lugar y tomó otro menos voluminoso que también tenía cierto pasaje señalado con una cinta. Lo abrió y leyó por donde marcado estaba: “Plinio certifica que el unicornio huele a la doncella y va a posar su cabeza terrible en el regazo de la niña: entonces se deja cautivar  fácilmente porque abandona su habitual fiereza y la torna en mansedumbre. El cuerno del unicornio es el remedio universal contra el veneno, el ungüento de su hígado es mano de santo en las heridas.” Fray Jordi guardó silencio un momento y seguía discurriendo la yema  de su dedo índice por el pergamino del libro, aunque no leía.  Había levantado la cabeza y miraba distraído por la ventana del huerto. El sol empezaba a bajar, allá a lo lejos, y los muros del alcázar real, al otro lado de los barrancos, parecían dorarse y brillar como joya bruñida. “También tiene otras virtudes el cuerno –prosiguió–, apuntala la virilidad desfalleciente de los hombres poderosos en el otoño de sus vidas y les devuelve los ardores de la juventud. Bajó la voz sin dejar de mirar el lento atardecer y prosiguió…

 

En busca del unicornio / Juan Eslava Galán — Ed. booket — Premio Planeta 1987
En busca del unicornio en las Bibliotecas UPM